El sueño es uno de los asuntos más importantes en la vida de toda persona. El descanso asegura poder recargar pilas después de todo un día de ajetreo y aprender a dormir bien puede parecer sencillo, pero sin duda inculcar estas técnicas en los más pequeños no es nada fácil. A medida que van creciendo, las rutinas de los niños van cambiando en este campo, algo que se ve al cumplir el primer año.
A partir de esta edad algunos niños ya comienzan a dormir solos y sus ritmos de sueño ya son iguales que cuando tenían pocos meses de vida. A partir de esta edad, los padres pueden aprovechar para enseñar a los más pequeños una buena higiene de descanso para poder aprovechar la noche para recargar las pilas.
Antes de irse a dormir
El buen sueño se asegura desde mucho antes de irse a dormir. Durante toda la jornada se puede trabajar porque llegada la noche, el descanso sea algo seguro. Desde la Asociación Español de Pediatría, AEP, se recomienda la hora diaria de acostarse y levantarse debería ser aproximadamente la misma todos los días.
Al cumplir el primer año, los niños con frecuencia se resisten a ir a la cama. Para evitar esta situación, se puede desarrollar una rutina relajante, tranquila, para realizar todos los días antes de dormir: bañar al pequeño, leerle un cuento, contarle una historia, etc. Todas estas actividades deben finalizar en el dormitorio con el niño en la cama. Completar todas estas actividades hará que el pequeño entienda que se acerca el momento de irse a descansar.
No es aconsejable que el niño beba demasiados líquidos antes de irse a la cama ya que el exceso de los mismos favorece el despertar nocturno y que los más pequeños se desvelen. Durante el día se recomienda practicar algo de ejercicio de forma que antes de cerrar la jornada, el pequeño se sienta cansado, favoreciendo que pueda quedarse dormido.
La importancia del ambiente
Otra clave en estas edades es la de enseñar al niño a dormir en solitario. En esta etapa debe comenzar la transición de la cuna a la cama en un cuarto individual. Si el pequeño presenta miedo por estar a solas, un peluche, una manta especial o su juguete favorito pueden ayudarle en el momento de la separación de los padres cuando lo dejan en la en esta habitación.
El ambiente de esta habitación en donde va a dormir el niño debería ser tranquilo y oscuro, con una temperatura confortable. Un exceso de calor o de frío favorece el despertar nocturno. También hay que vigilar la entrada de ruido de fuera en la habitación, por lo que instalar aislantes de ruidos como ventanas dobles puede ser una excelente idea para evitar molestias como coches a gran velocidad o los gritos de los viandantes.
Damián Montero
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