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Tipos de padres para hijos adolescentes

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La mayoría de los adolescentes reclaman a los padres «más libertad». Sin embargo, para la mayoría de padres aceptar la autonomía y la independencia de los hijos es un proceso difícil de gestionar. Y es precisamente esa distinta forma de gestionar la que perfila los diferentes estilos parentales o tipos de padres para hijos adolescentes.

Algunos padres dan excesiva libertad en la adolescencia a los hijos cuando todavía no están preparados, y por el contrario, otro tipo de padres más temerosos evitan que los hijos asuman responsabilidades o tomen decisiones propias, negándoles así cualquier posibilidad de madurar y crecer como persona.

Tres tipos de padres o estilos parentales

En líneas generales, se suele hablar de tres tipos de padres o estilos parentales, el autoritario, el democrático y el permisivo.

– Padres democráticos: son padres que dirigen las actividades del hijo de forma racional, estableciendo unos límites claros que se deben respetar y permitiendo el razonamiento y la negociación. El estilo democrático se relaciona con altos niveles de autoestima, habilidades sociales, logro académico, independencia y madurez.

– Padres permisivos: estos padres tratan de fomentar la autonomía del hijo. Sin embargo, evitan poner límites o supervisar la conducta del hijo. El estilo permisivo se relaciona con altos niveles de autoestima y habilidades sociales, pero la falta de límites se han relacionado con mayores puntuaciones en inmadurez y dependencia.

Padres autoritarios: estos padres exigen obediencia, restringen la autonomía del hijo y tratan de controlar la conducta de los hijos de forma rígida a través del castigo físico, amenazas verbales o continuas prohibiciones. El estilo autoritario se ha relacionado con menores niveles de autoestima y confianza, mayores miedos e inseguridades y altas puntuaciones en obediencia y rendimiento académico.

El estilo democrático: el más positivo para los adolescentes

Como resultado, parece que el estilo democrático es el que influye más positivamente en los adolescentes. Según este modelo, aunque todos los adolescentes van a tratar de cuestionar las normas, comparándolas con las de otras familias, los padres deben de ejercer la autoridad para que los hijos entiendan que en la vida hay límites y aprendan a tolerar la frustración. Asimismo se debe ayudar a entender las consecuencias de sus conductas.

Por ejemplo, si un hijo llega dos horas más tarde de la hora establecida y su conducta no tiene consecuencias, el padre está perdiendo su credibilidad como figura de autoridad. Sin embargo, las medidas que tome deben ser consistentes. Si castiga a su hijo sin salir el sábado por haber suspendido un examen, no puede llegar el sábado y quitarle el castigo.

Sin embargo, los límites deben ir de la mano de la comunicación, ya que la comunicación y la confianza permiten negociar. Por ejemplo, si su hijo le pide volver una hora más tarde de la habitual porque es la fiesta de fin de curso y todos sus amigos van a volver más tarde, puede renegociar la hora para situaciones concretas como ésta.

Lamentablemente no existen recetas para mejorar la comunicación con los adolescentes, ya que cada hijo es un mundo. Una forma de acercarse es interesándose por las cosas que le gustan. Por ejemplo, si a su hijo le gusta un tipo de música determinada, pregúntele, escuche música con él o acompáñele a comprar un disco del grupo que le gusta.

Asimismo, los padres democráticos fomentan que los hijos tomen decisiones y les enseñan a aprender de sus errores. Si les protegemos no estaremos ayudándoles a que se hagan más fuertes y maduros. Los adolescentes necesitan tener oportunidades para explorar roles diferentes, probar nuevas personalidades y experimentar. Sin embargo, es muy importante estas decisiones sean guiadas y supervisadas por un adulto.

En lugar de dar sermones acerca de lo que tienen que hacer y lo que no tienen que hacer, sus hijos le escucharán si usted les dedica tiempo a escucharles atentamente. No es tan importante hablar como escuchar. Muchas veces los padres quieren ayudar tanto a los hijos que les interrumpen dando soluciones antes de que éste termine de contar el problema, cuando probablemente solo esté buscando ser escuchado o ser guiado.

Por último, a medida que el hijo vaya mostrando más madurez y responsabilidad se le puede ir dando más libertad. Se puede empezar dándole pequeñas responsabilidades domésticas y poco a poco ir disminuyendo el grado de control.

Cristina Noriega García. Instituto de Estudios de la Familia. Universidad CEU San Pablo

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