Las nuevas tecnologías han permitido que vivamos conectados las 24 horas del día. La carta que antes tardaba días en llegar, ahora puede ser enviada en cuestión de segundos a través de correo electrónico o mensaje de texto. Incluso podemos hablar con personas de otros países y vernos las caras. En definitiva, las fronteras han desaparecido a la hora de relacionarse.
Pero, curiosamente, tal y como indican desde el Hospital Sant Joan de Déu, aunque sea posible relacionarse con quien se quiera, en el momento que se desee, y sin importar la distancia, más de un 40% de los adolescentes afirma sentirse solos. Un porcentaje muy por encima de los 15 años. ¿Cómo es posible esto en la época donde las nuevas tecnologías han facilitado tanto la comunicación e interacción?
Soledad y redes sociales
Antes de las nuevas tecnologías, salir a la calle era un requisito imprescindible para que los niños pudieran socializar. Sin embargo, en la actualidad, solo un 25% de los jóvenes afirma quedar a diario con sus amigos, la mitad de los números previos a la irrupción de las nuevas tecnologías. La soledad se ha convertido en un problema cada vez más generalizado entre las generaciones actuales.
Los jóvenes están cambiando la actividad social y sustituyéndola por interacciones a través de pantallas móviles, ordenadores y otras tecnologías. Un problema generalizado en todo el mundo, pero que en el caso de España es mayor. Mientras que en nuestro país el porcentaje de adolescentes dependientes de las pantallas es de un 21,3%, en el resto de Europa la media es del 12,7%.
El 44% de los jóvenes indican que se conectan a estas tecnologías para no sentirse solos, pero no son conscientes de que las redes sociales provocan una mayor soledad y, en última instancia, aislamiento social. En estos casos se produce un problema ya que el cuerpo de los adolescentes está en el mundo real, pero la mente está centrada en otra cosa. La pantalla les encierra en una burbuja digital.
La vulneración de los adolescentes
Pese a que todos los jóvenes o adolescentes estén expuestos a caer en este peligro derivado de las redes sociales, Josep Matalí, jefe de Psicología Infantil y Juvenil del Hospital Sant Joan de Déu, explica que «hay un grupo de población más vulnerable. Pueden ser adolescentes que vengan de situaciones previas con dificultades de relación, por timidez, porque han perdido a sus amigos en un momento determinado, porque tienen un trastorno de ansiedad o porque es alguien a quien le han pasado cosas o tiene trastornos mentales previos que pueden hacer que se quede refugiado en el mundo online para que allí se sienta más seguro, más confortable y más cómodo. Aquí es donde empezamos a tener una situación más problemática».
En este sentido, los especialistas recomiendan que hasta los dos años los niños no deberían tener contacto con ningún dispositivo digital. Llegados a los 5, 0 6 años no sería recomendable exponerlos más de una hora y media al día porque están en un proceso de desarrollo de la retina, y experimentando con la motricidad fina. A partir de ahí el acercamiento debería ser gradual y controlado bajo una supervisión parental.
Damián Montero
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