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La singularidad de los adolescentes

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El concepto de autoestima tiene que ver con la imagen que nos formamos de nosotros mismos y de cómo nos valoramos. Para muchos autores, se trata de la base de la personalidad y es algo que se va configurando con los años aunque determinadas experiencias y situaciones pueden producir variaciones bruscas, como ocurre al comienzo de la adolescencia.

Las inseguridades, las nuevas posibilidades, las influencias diversas de amigos y familia, los cambios físicos y de pensamiento… Una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento, por lo que merece la pena realizar un chequeo de la personalidad de nuestros hijos.

¿Qué marca la singularidad de los adolescentes?

Singularidad es la percepción de la originalidad, de saberse distinto y especial y tiene mucha relación con la seguridad y la autonomía.

¿Se siente capaz de hacer cosas que los demás no pueden o no saben hacer?¿Siente que los demás reconocen sus cualidades singulares?¿Hablan bien o mal de sí mismo y de sus resultados?¿Propone ideas o casas originales o tiene miedo a expresar opiniones o sentimientos distintos de los demás?¿Busca excesivamente el elogio o el reconocimiento?¿Hace alardes cuando no es el momento?¿Es imaginativo y creativo?¿Se adapta normalmente a los deseos e ideas de sus compañeros?¿Clasifica a los demás de manera simplista?¿Intenta adaptarse a los demás antes que aceptar sus diferencias?

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Cómo actuar con un chico que tiene problemas de singularidad

Estos son algunos consejos que pueden resultar útiles:

– Resaltar y afirmar sus dotes y características especiales. Observar y dejar por el momento la calificación que le merezca. Reafirmar y darles poder para imprimirlas en su mente y en su comportamiento.

– Aceptar que exprese sus propias ideas y animarle a ello. Puede tener un «caos» de ideas, pero es la manera de probar su propio proceso mental. Y se le alaba su modo de razonar.

– Transmitir al chico nuestra aceptación aunque tengamos que censurar su comportamiento.

– Descubrir aspectos positivos en las ideas o en las conductas que manifieste y alabárselas. Debe saber que está bien ser diferente.

– Aceptar la necesaria experimentación del chico con distintos trabajos, actividades y pensamientos. Esta experimentación no es síntoma de inestabilidad; es un proceso de ensayo para caer en la cuenta de sus posibilidades.

– Respetar la singularidad y la intimidad de la habitación del adolescente y sus pertenencias. Puede que decore su habitación de una manera estrafalaria; pero, mientras sea respetuosa con los valores, se debe aceptar y por lo menos ser tema de diálogo.

– Permitir que lleve a cabo las cosas de su responsabilidad a su manera. Así podrá tener un conocimiento práctico de sus habilidades y cualidades singulares.

– Pedir que el chico contribuya con sus dotes singulares o intereses singulares a la vida familiar. Darle tareas que pongan en juego sus cualidades especiales.

– Tener en cuenta las necesidades personales del chico al planear actividades familiares. No siempre será posible; pero siempre se puede dialogar sobre esos planes familiares.

Marina Berrio
Asesoramiento: Equipo pedagógico de Nuestra Señora del Recuerdo.

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