El verano es sinónimo de horas y horas de diversión, así como el reencuentro con amigos y conocidos. Y es que después del curso escolar, una de las mejores opciones para recargar las pilas es disfrutar de estas relaciones sociales: ir al cine, practicar el deporte favorito, una vuelta en bicicleta, etc. Son muchas las opciones disponibles para los meses estivales.
Sin embargo, ¿qué hay de aquellos jóvenes sin amigos? Si bien el ser humano es social por naturaleza, y siente la necesidad de vincularse en grupos de personas, hay otros momentos en los que la soledad existe. En algunas ocasiones este sentimiento es subjetivo y se relaciona con la calidad de esas amistades. Desde el Hospital Sant Joan de Déu se dan varias pistas a los padres de adolescentes que puedan estar experimentando estas sensaciones.
¿A qué se debe la soledad en adolescentes?
La soledad se define como los sentimientos derivados de la ausencia de la vida social deseada, lo que engloba:
– Discrepancia entre las relaciones sociales que se tienen y las que se buscan.
– La necesidad de conexión social que no se cumple.
– Un sentimiento de aislamiento que es independiente de las oportunidades sociales reales.
Por tanto, la soledad es un sentimiento que puede surgir de forma natural a lo largo de varias etapas en la vida. Eso sí, de mantenerse a lo largo del tiempo puede tener un impacto negativo en el adolescente. El más preocupante es la influencia en el desarrollo, que puede alterar la autoestima del joven, así como a su propia percepción, pudiendo provocar una importante falta de confianza.
Efectos de la soledad en adolescentes
El ser humano es social por naturaleza, y las relaciones con otras personas son fundamentales para su buen desarrollo cognitivo y afectivo. Si estas se ausentan, tanto en calidad como en cantidad, puede causar en el niño sentimientos como tristeza, malestar, aburrimiento, vacío, aislamiento y distanciamiento de su propia familia. Y es que aquellos que se sienten solos, también se sienten excluidos.
Hay que tener en cuenta que existen mecanismos subyacentes a la soledad y que pueden actuar como factores protectores para los sentimientos de la soledad:
– Las relaciones familiares pueden ser un factor de riesgo, así como uno protector frente a la soledad. Si el vínculo en el hogar es fuerte y de calidad, puede actuar como barrera frente a los problemas de salud mental. Por tanto, una buena comunicación entre padres e hijos es fundamental.
– La relación con los iguales también pueden ser un factor protector, así como de riesgo. Hay que enseñar a los hijos unas buenas habilidades sociales.
Damián Montero
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