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La sensación de no riesgo en adolescentes hace más posible las actividades sexuales peligrosas

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La falsa sensación de seguridad hace que los jóvenes tengan sexo de riesgo
Foto: ISTOCK Ampliar foto

En la actualidad parece casi una obligación para las nuevas generaciones parecer adulto antes de tiempo. Esto les lleva a practicar actividades para las que no están preparados en la mayoría de las ocasiones, especialmente en la adolescencia, etapa de cambios y confusión en la que muchas veces se actúa llevado por la presión social.

Es el caso de las relaciones sexuales en adolescentes, una práctica muy riesgosa y cada se practica a edades más tempranas. De hecho en los últimos años se han incrementado el número de prácticas peligrosas en este sentido por la sensación de falta de riesgo que se da a entender ante la proliferación de métodos anticonceptivos.

Falsa seguridad

La doctora Silvia Poyo, especialista en patología cervical del Hospital Quirónsalud San José explica que en la actualidad los adolescentes viven en una falsa sensación de seguridad dado el amplio número de anticonceptivos que existen. Pero según ella en muchas ocasiones los jóvenes no cuentan con toda la información necesaria al respecto y realizan actividades peligrosas con métodos que no previenen todos los riesgos que entraña una relación sexual.



«Los adolescente tiene la vivencia del ‘no riesgo‘, lo que la lleva al uso de métodos anticonceptivos que no son ni muy regulares ni muy seguros; esta circunstancia, unida al cambio en los últimos años en la conducta sexual de los adolescentes, ha llevado a un incremento de los embarazos no deseados y de las enfermedades de transmisión sexual (ETS)», explica Arroyo.

Explicarles los riesgos

Ante esta falsa sensación de que no hay riesgo, los padres deben asegurarse hablar con los adolescentes del peligro que puede entrañar en ellos esta práctica. Hay que hacerles saber en primer lugar que sus cuerpos aún no están desarrollados para esas actividades y que deben alcanzar en primer lugar la madurez psicológica y física necesaria para poder practicarlas.

En segundo lugar los padres deben hacer entender a los adolescentes la seriedad que tienen estas prácticas. A menudo estas son vistas como un método con el que simplemente pasarlo bien, pero esto no es así. Estas prácticas pueden dar lugar a situaciones tan serias como un embarazo no deseado o la contracción de enfermedades de transmisión sexual. Los hijos deben entender que el sexo no es algo que deben tomarse a la ligera por mucho que exista la presión social de que deben practicarlo.

Hay que dejar claro que deben esperar hasta sentirse preparados y comprender todos los riesgos a los que se enfrentan si lo hacen antes de tiempo. Para tener esta charla hay que superar la vergüenza que en muchas ocasiones los padres tienen en este tema ya que es mejor hablar con los hijos sobre sexo que dejar que ellos inconscientemente descubran este mundo.

A la hora de tener esta conversación no se debe personalizar en la figura del hijo para evitar que este se lo tome como un ataque personal. Hay que explicarle que estos riesgos son comunes a toda persona y que no se está insinuando que se vayan a dar porque el adolescente sea menos inteligente. Al mismo tiempo hay que dejarle participar para que pueda hacernos saber sus dudas y que estas queden resueltas.

Damián Montero

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