En determinados momentos, las cosas que hacen los adolescentes nos sacan de quicio, pero tienen que ver con la necesidad de encontrar un sentido a su vida, de alzar su voz y ser reconocidos y aceptados. Acompañarlos a descubrirse y construir su identidad no es tarea sencilla y el papel de los papel es esencial.
Sara Desirée Ruiz, la autora del superventas El día que mi hija me llamó zorra, vuelve al mundo editorial con Te necesita, aunque no lo parezca (Grijalbo), un libro con numerosas propuestas para acompañar a adolescentes en el emocionante camino de convertirse en ellos mismos y hacer frente a cualquier situación de la vida. En este libro desarrolla pautas prácticas para seguir cuando no sepas cómo actuar, consejos sencillos y efectivos para que aumente su confianza y su autoestima de forma progresiva.
Diplomada en Educación social, Sara Desirée Ruiz está especializada en adolescentes con los que trabaja desde hace más de 20 años. Se formó en teatro aplicado a la intervención social y dinamiza grupos de adolescentes usando esta metodología. Actualmente realiza acompañamiento socioeducativo de familias con adolescentes. Desde su comunidad de Instagram @adolescencia.sara.desiree.ruiz, trabaja por la sensibilización social en esta etapa.
Acompañar en la adolescencia
¿Cómo entender que nos necesitan, si parece que se lo saben todo y rechazan nuestra compañía o conversación?
Conociendo lo que pasa en este momento de su ciclo vital. Si aprendemos las tareas evolutivas de la etapa no nos sorprenderá que «crean» que lo saben todo porque nosotras sabremos que no es así, que lo que se esconde tras esas actitudes es una necesidad de reconocimiento de su individualidad, una demanda de espacio para sentirse capaces de salir al mundo solas. Si entendemos que la adolescencia es el momento de explorar y construir nuestra identidad como seres individuales, sabremos que el camino para hacerlo pasa por diferenciarnos de nuestra familia, en primer lugar. Las personas adolescentes necesitan salir al mundo a experimentar, pero con la seguridad de que cuando vuelvan van a encontrar en casa un refugio que las acoja y las haga sentir mejor, y una oportunidad para entender lo que les ha pasado fuera. Parece que nos rechazan, pero lo hacen solo para que las dejemos construirse a ellas mismas.
No confundamos su rechazo a pasar tiempo con nosotras con desprecio o con que no nos quieren.
El rechazo a pasar tiempo con nosotras es su forma de pedirnos espacio, pero nos necesitan para ayudarlas a explorar de forma segura y a dar significado a las experiencias que van teniendo.
La confianza que necesitan para echar raíces en la familia, ¿cómo se consigue en la adolescencia?
Las raíces en la familia ya están echadas. Se han creado durante toda la infancia. En este momento necesitan sentir que confiamos en ellas para que de esas raíces pueda crecer un árbol fuerte y sano. Esa sería la analogía para explicar que en la adolescencia tenemos la oportunidad de hacer que nuestra relación con ellas, que sería ese árbol, se transforme y se convierta en la que queremos tener cuando seamos mayores. En tanto en cuanto pertenecemos a nuestra familia y que nuestras raíces ya están en ella, la idea es nutrirlas bien durante esta etapa, regarlas bien, para que no se deterioren y sigan creciendo. Esto lo conseguimos aprendiendo lo que necesitan, sabiendo reconocer los indicadores de riesgo, practicando la asertividad, aprendiendo a comunicarnos con ellas, siendo firmes en los límites, no decidiendo por ellas sino acompañando su toma de decisiones con estrategias para que las tomen de forma informada… Para conseguir que ese árbol crezca y sus raíces sean fuertes y estén sanas vamos a tener que aprender a tratarlas en función de las necesidades que tienen en esta nueva etapa.
¿Cómo podemos convertirnos los padres en lo que necesita, qué es acompañarles simplemente, sin intervenir?
Se trata de acompañarlas interviniendo solo cuando es necesario y centrándonos en crear a su alrededor el mejor entorno para su desarrollo. Un entorno en el que no se sientan juzgadas, puedan probar y descartar cosas, puedan entrar en contacto con todo tipo de realidades y descubrir lo que más les llama la atención y con lo que mejor se sienten, un entorno lo más seguro posible pero que no les corte las alas. No es sencillo, pero es posible.
¿Por qué nos resulta tan irresistible dar nuestra opinión y hablarles de nuestra experiencia personal?
Cuando empiezan a tomar sus propias decisiones y no estamos de acuerdo con ellas o interpretamos que pueden ponerse en peligro, nos lanzamos irremediablemente a darles nuestra opinión, nuestros consejos, queremos protegerlas… Lo hacemos porque las queremos, nos preocupa que tomen malas decisiones, que se equivoquen, que vivan malas experiencias como las vivimos nosotras y lo pasen mal… Creemos que nuestro aprendizaje vital se puede transferir a través de las palabras, que harán lo que nosotras hemos aprendido, lo que les recomendamos porque nosotras lo hemos aprendido, pero lo cierto es que aprendemos de la reflexión que surge de nuestras propias experiencias.
Es más interesante y educativo que las dejemos salir a vivir sus propias experiencias y que estemos allí cuando vuelvan para acoger su dolor, su alegría, su desconcierto…
Lo que sea que les haya pasado, las confortemos y les demos un lugar en el que puedan exponerlo con confianza, analizarlo y entenderlo.
¿Qué trucos podemos aplicar los padres para que hagan algo con su vida profesional cuando no tienen vocación, cuando no les gusta nada, están perdidas o no saben por dónde tirar?
Puede ayudar presentarles a profesionales de distintos ámbitos para que les expliquen su día a día laboral y puedan hacer preguntas. También sirve sentarnos con ellas a reflexionar sobre aquellas profesiones en las que no se ven, es decir, empezar por descartar lo que tienen claro que no les gusta o en lo que no se ven. Ayuda listar aquellas profesiones que les llaman la atención y buscar con ellas información sobre las asignaturas, el tipo de trabajo en lo que se concreta cada formación, que analicen las diferentes profesiones que forman parte de una misma rama profesional… También funciona para motivarlas llevarlas a visitar universidades y otros centros formativos para que vean cómo es el día a día allí, que puedan hablar con estudiantes de esas formaciones… Y es esencial que puedan salir a ver mundo y entrar en contacto con todo tipo de realidades porque en esas experiencias tienen la posibilidad de encontrarse con las cosas que más les interesan y descubrir profesiones que no conocen. Las ayuda a orientarse ver series, películas…, aunque muchas veces escogen y fantasean sobre ser policías, abogadas, médicas…, basándose en las series que ven, por eso es muy importante bajar a la realidad esas fantasías. Es importante conectarlas con la realidad lo máximo posible porque ahí les nace la curiosidad y de la curiosidad la motivación y el compromiso por seguir un camino profesional u otro.
¿Cómo lograr que se quieran a si mismas, que traten su cuerpo como un templo para que no se hagan tatuajes o piercing en cualquier sitio, o beban garrafón…?
Esta pregunta no tiene una respuesta sencilla. En mi último libro doy muchas pautas para ayudaros con eso porque es un tema importantísimo. Brevemente por aquí puedo recomendaros no hacer comentarios despectivos sobre su aspecto físico y hacer un tratamiento adecuado de las demandas de piercing y tatuajes. Para ello sugiero que si aparecen estas demandas las acompañemos para que antes de hacerse el tattoo o el piercing tengan toda la información del procedimiento y las posibles consecuencias. Es importante que hablen con profesionales del sector y les expliquen qué es exactamente lo que se van a hacer, cómo se hace, qué cuidados va a requerir, que consecuencias pueden derivarse de hacerse lo que se van a hacer, en caso de los tattoos y los piercings. También es importante que atendamos las demandas relacionadas con la alimentación y el ejercicio, porque muchas veces intentan controlar los cambios que empiezan a experimentar en esta etapa a través de la alimentación y el ejercicios. Recomiendo tirar de profesionales de la nutrición, de la actividad física, de la medicina… para que puedan explicarles los detalles de las diversas demandas que van haciendo. Respecto al consumo de sustancias de abuso como el alcohol, que comentabas, es importante que puedan obtener toda la información al respecto. Suelo recomendar la visita a profesionales de la salud para que les expliquen los riesgos y cómo cuidarse y que nosotras detectemos y acompañemos el consumo si se produce facilitando que se hidraten bien, que coman bien, que descansen bien, que mantengan una buena higiene cuando vuelven…
¿Cómo escuchar y actuar con una adolescente cuando un día habla maravillas de sus amigas y otro echa pestes…?
Primero debemos entender que esto es habitual en la etapa. Las relaciones adolescentes son muy inestables, recordemos toda la intensidad emocional con la que viven sus experiencias y también que es la primera vez que experimentan ciertas situaciones. Ese importante no centrarse demasiado en esa inestabilidad, inherente a la etapa, y poner la atención en observar las características de sus relaciones para detectar lo que puede no estar funcionando en ellas. De esa forma podremos ayudarlas a desarrollar sus habilidades sociales y la capacidad para resolver sus propios conflictos interpersonales. Nos ayudará plantearles reflexiones sobre las conductas de sus amistades sin criticarlas, poner encima de la mesa una reflexión sobre las cosas lo que hacen sin juzgarlas como personas, por ejemplo. Nos servirá ayudarlas a ver que pueden cambiar ciertas situaciones y a descubrir alternativas para enfrentarse a lo que necesiten. No busquemos solucionarles la situación, sino que ellas mismas la solucionen. Podemos verbalizar nuestras observaciones, darles un motivo para cambiar eso que hemos observado, transmitirles que entendemos por qué no lo han cambiado ya o por qué puede ser difícil actuar diferente y hacerles una recomendación. Esta última es una de las pautas que encontraréis desarrollada en mi último libro y que os ayudarán a acompañar los diversos momentos adolescentes.
¿Qué podemos hacer para convertirnos en el lugar donde ellas quieran volver para encontrar esa comprensión y seguridad que necesitan?
Es esencial que nos vean como referentes. Para ser referentes es importante no juzgarlas ni querer imponer constantemente nuestra opinión adulta. Es esencial que en casa se establezca un buen clima donde la comunicación y el diálogo estén presentes, donde podamos tener opiniones diferentes y no por ello gritarnos o descalificarnos. Las personas adolescentes van a plantearnos nuevas formas de mirar el mundo y de entenderlo, van a traer a casa otros valores que están descubriendo fuera y que resuenan más con ellas que los que les hemos planteado en casa y también van a seleccionar aquellos valores de casa con los que se identifican. En todo ese proceso, van a acabar escogiendo algunos de dentro y algunos de fuera y van a crear sus propios valores. Eso puede hacer que muchas veces expresen opiniones con las que no estemos de acuerdo y defiendan ideas que nosotras no compartimos. Esto forma parte del proceso de construcción de la identidad. Es importante que podamos expresar nuestra curiosidad por conocer sus opiniones, que las escuchemos con atención, que les preguntemos más, que nos desarrollen sus ideas y que les planteemos las nuestras desde la humildad. Estamos juntas en esto, estamos conviviendo, y muchas veces van a encontrarse con personas que no piensen como ellas, pero deben sentirse suficientemente seguras para expresar sus ideas sin necesidad de faltar al respeto. En casa tenemos la oportunidad de ayudarlas a conseguirlo. También en el libro encontrarán muchas pautas para conseguirlo, no es tarea fácil, pero es muy gratificante ver cómo se va avanzando en la relación y cómo se va ganando mayor tranquilidad a cada paso.
¿Qué es o son los factores que más desestabilizan a las personas adolescentes?
Cualquier etapa de transición viene con una gran dosis de desorientación y fragilidad. Mundos nuevos y desconocidos se abren paso ante nosotras y nos asaltan las dudas: ¿seremos suficiente?
Las personas adolescentes sienten el vértigo de no estar a la altura de lo que el mundo adulto espera de ellas. Tienen miedo de decepcionar a sus familias, de no ser personas queridas, de no conseguir sus objetivos…
Las desestabilizan mucho los juicios, no vernos seguras a nosotras cuando marcamos los límites, las desestabilizan sus relaciones (pareja, amistad…), las desestabilizan los comentarios que reciben en el instituto sobre sus capacidades, las redes sociales también tienen el poder de desestabilizarlas, los cambios físicos que empiezan a experimentar… Hay mucho malestar que es importante detectar y acompañar. La clave está en observar sus estados de ánimo, conseguir que nos identifiquen como personas significativas y poner a su alrededor factores de protección suficientes para que puedan ir navegando en ese mar de incertidumbre. La actividad física, la actividad artística, grupos diversos de iguales con los que pueda relacionarse, experiencias fuera de casa en otros países, pasar tiempo con otras personas adultas de confianza, entre otras muchas cosas, las ayudan a manejarse en la inestabilidad, que es una característica propia de la etapa, pero, sobre todo, poder contar con nosotras y sentirse seguras y valoradas por nosotras es crucial.
¿Llevan mejor la adolescencia las personas con una autoestima alta? ¿Cómo elevar esa autoestima para que se sientan fuertes?
La adolescencia es una etapa en la que la autoestima es inestable en general. Las personas que están desarrollando una buena autoestima en esta etapa tienen mayor seguridad cuando exploran, son más capaces de decir que no y poner límites cuando se les plantean situaciones que no las hacen sentir cómodas, suelen rendir mejor académicamente, tienen relaciones sociales de mayor calidad… Eso no quiere decir que su autoestima no experimente oscilaciones, pero tienen más probabilidades de tomar mejores decisiones, en general. Como os cuento en el libro, es importante ayudarlas a identificar las alteraciones en su mirada hacia ellas mismas y a desactivar esos mensajes que no las están ayudando a verse de la mejor manera posible. Es importante observar sus estados de ánimo, estar atentas a los pensamientos que verbalizan, a sus conductas, a las decisiones que van tomando, para intervenir si es necesario, hacerlas pensar sobre ellas y pedir ayuda cuando la necesiten, aunque no la pidan. En el libro os doy pautas prácticas y os lo explico con más detalle, pero, a modo de breve avance, como la autoestima se construye en lo colectivo, en contacto con las demás personas, va a ser importante que puedan tener experiencias con personas diversas y que encuentren espacios para mostrar, desarrollar y reforzar sus habilidades, así como para vehicular las emociones que les producen todas las situaciones que viven.
Marisol Nuevo Espín
Te puede interesar:
– Cómo gestionar una bronca en casa con hijos adolescentes
– La rebeldía adolescente: cuando la familia es el origen
– El volcán de las emociones de los adolescentes, ¿cómo entenderles?