Una de las principales preocupaciones de los padres hacia los hijos durante la adolescencia es el consumo de drogas. El Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías estima en su Informe sobre drogas de 2017, que la droga ilegal más consumida en España es el cannabis y que el 19,9% de los adolescentes entre 15 y 24 años lo ha consumido alguna vez en su vida.
La adolescencia es una etapa de la vida que supone el paso de la infancia a la edad adulta y es este periodo del desarrollo donde más cambios psicológicos, físicos y sociales se producen. Además, en los últimos años, encontramos que la adolescencia es un proceso más largo, empieza antes y, sobre todo, termina después.
En los últimos años, las campañas dirigidas desde las instituciones educativas y sanitarias a la prevención del consumo de drogas, consisten en promover hábitos saludables desde la infancia y estilos de comunicación más asertivos en familia. En las relaciones con los hijos debe facilitarse la comunicación y un estilo educacional de implicación, ni autoritario ni permisivo que favorezca una relación afectiva cercana, pero con la existencia de normas y límites que ayuden al niño y al adolescente a crecer de forma sana.
Indicios de alerta: ¿cómo saber si fuma porros?
Partiendo de la base de que la prevención es lo principal para evitar el consumo, a veces durante la adolescencia, en los padres aparecen dudas o sospechas sobre si nuestros hijos pudieran estar consumiendo cannabis. A parte del uso de test, como el test de Tennant, que detecta el consumo de marihuana o de hachis, estos son algunos de los indicios que encontramos más frecuentemente sin que ninguno sea totalmente determinante. Tienen que ver con los cambios en el estado de ánimo, mal humor, conflictividad y en ocasiones incluso agresividad.
1. Cambios en el estado ánimo. Pueden aparecer también otras alteraciones en la forma de ser, tendencia al aislamiento, apatía, conductas sexuales de riesgo que facilitan las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados, alteraciones del sueño, tanto en tiempo como en horarios, cambios importantes en la ingesta de alimentos, o por cantidad o por el tipo de alimentos que se ingieren (habitualmente dulces) y desorganización.
Estos síntomas suelen afectar mucho a la convivencia. Incluso pueden llegar a aparecer cuadros psiquiátricos que requieran de atención médica especializada.
2. Cambios en las notas escolares. Los resultados académicos también suelen verse afectados en el caso de consumo de cannabis. Es fácil que aparezcan problemas de atención, disminución de la memoria y cuadros de desmotivación que hacen difícil mantener los hábitos de estudio y los compromisos adquiridos.
Todo ello unido al absentismo escolar, suele repercutir en un empeoramiento de las notas que puede aparecer a veces de forma radical, aunque no siempre es así.
3. Cambios en la percepción del consumo de drogas. Es frecuente que en adolescentes consumidores de cannabis aparezca un discurso en defensa del consumo o creencias mitificadas al respecto sobre sus usos medicinales o sobre su supuesta inocuidad y, sobre todo, un aumento de la necesidad de dinero y si suele llegar a casa con los ojos enrojecidos.
Además, podemos encontrar algunos indicios, algunos de ellos muy objetivos, que nos deben poner en alerta y tomar medidas como si encontramos restos de la sustancia o útiles de consumo o si huele a cannabis o le imponen una sanción administrativa por posesión o consumo.
En el caso en que tengamos la certeza de que existe un consumo de cannabis, es preciso que busquemos ayuda profesional y que recordemos que nuestro adolescente no es un problema, sino que tiene un problema y necesita nuestra ayuda y apoyo.
Patricia Amaro. Psicóloga y Psicoterapeuta de Psicólogos Pozuelo. Especialista en Psicología Clínica de las Drogodependencias y Salud Mental. Profesora honorífica de la UAM.
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