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¿A qué pueden hacerse adictos tus hijos? Impide que arruinen sus vidas

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Las adicciones son un problema grave que puede arruinar vidas desde edades muy tempranas. Por lo general, conducen a problemas de salud física y mental que si no se tratan a tiempo generarán problemas de relaciones y personalidad seria.

Este problema afecta a los alumnos en edades escolares y cada año va en aumento. Por este motivo, es esencial que los padres estén muy pendientes de este tema y que además se pueda abordar desde el colegio a través de la enfermera escolar. El principal objetivo de la Enfermeria Escolar, como asegura Jesús Ruiz, CEO de Schoolnurses, es «que los alumnos aprendan y sean autocríticos en la lucha contra todo tipo de adicciones y, además, que sirvan como divulgadores y ejemplo a compañeros y entorno familiar».

Los trastornos de conducta alimentaria

Por ejemplo, después del confinamiento los casos de Trastornos de la Conducta alimentaria (TCA) se han disparado. Los TCA, son enfermedades con graves consecuencias para la salud física y psicológica de quienes los padecen y para sus familias. Sus diferentes patologías (Anorexia, Bulimia y Trastorno por Atracón) tienen en común la obsesión por el peso, la imagen y la dieta.

Signos de Alarma

En general, las personas que padecen este tipo de dificultades tienen poca conciencia de su problemática, este hecho, que de por sí dificulta la adherencia al tratamiento en la mayoría casos, se agrava en niños y adolescentes por inmadurez y menos conciencia sobre el riesgo de la salud que supone. Por ello que es de vital importancia que podamos identificar si convivimos con alguien que quizá pueda estar experimentando un TCA.

Los signos de alarma temprana comienzan muy sutilmente, incluso pueden pasar desapercibidas hasta pasado un largo tiempo; además las personas que lo sufren hacen lo posible por no llamar la atención, lo ocultan y no piden ayuda.

Como podemos detectarlo
– Pasan mucho tiempo haciendo ejercicio.
– Consumen repentinamente grandes cantidades de alimentos o comprar grandes cantidades de alimentos que desaparecen de inmediato.
– Van al baño de manera regular inmediatamente después de las comidas, y el tiempo que pasan en él.
– Tienen lesiones en mano dominante por la inducción al vómito/dientes dañados.
– Cambian sus preferencias de alimentación. «Ya no me gustan las patatas fritas», «no me gusta el sabor de los yogures que no son desnatados» «Fobia» al sobrepeso.
– Uso de diuréticos y laxantes.
– Cambios rápidos en el peso corporal.
– Aumento de las veces que se pesan.
– No sale a cenar o comer con amigos o familiares.
– Dietas recurrentes muy restrictivas.
– Hablan mucho de su peso y del físico.
– Ingesta de alimentos a escondidas o comer en atracón.
– Ejercicio intenso y evitar el reposo.
– Deterioro en el funcionamiento social y/o psico-sexual; aislamiento.

Jesús Ruiz, CEO de Schoolnurses, asegura que «como otra de las competencias de la enfermería escolar, trabajamos para concienciar a los menores y sus familias con talleres, charlas y actividades de los riesgos que suponen para la salud y el desarrollo de sus cerebros, ciertos hábitos que pueden convertirse en adicciones».

Pantallas y videojuegos

Así sucede con el uso excesivo de pantallas y videojuegos. Otro problema grave de nuestra sociedad actual. Según las últimas cifras reveladas por UNICEF, «uno de cada tres menores de edad hace uso indiscriminado de Internet, y uno de cada cinco está atrapado en alguna adicción. En cuanto al consumo de alcohol y otras sustancias, es más común que su consumo empiece en la adolescencia». Pero es que ya su consumo está debutando incluso en la infancia.

Muchos padres ya ven con preocupación que los niños pasen largas horas, ya no frente a la televisión que ha dejado de ser la estrella; sino conectados a Internet y consumiendo contenidos a «su» demanda, y cómo afecta a su comportamiento. Esto es algo que pueden relacionar con una adicción, pero es necesario distinguir entre el uso excesivo de algo y tener en realidad un problema, sobre todo por que consumen una «realidad » de hábitos normalizada como «lo que todos hacen».

Tipos de adicciones tecnológicas en menores
Internet. Es más frecuente a partir de los 10 años. Más allá del mero hecho de estar conectados, son las redes sociales las que atrapan su atención. Estas les permiten evadirse de la realidad, relacionarse con otros menores, sentirse populares y parte de algo. Además, el acceso a otras fuentes de adicción, como el juego o la pornografía encuentran una buena salida a través de este medio.

– Redes sociales. Un informe realizado por Instagram sobre su influencia en chicas jóvenes mostró que esta red social resulta especialmente dañina para quienes la usan con más frecuencia. Según publicó The Wall Street Journal, «las adolescentes culpan a Instagram por el aumento de la ansiedad y depresión y aunque saben que no les gusta la cantidad de tiempo que pasan en la app, sienten que tienen que aparecer ahí».

– Videojuegos. Una de sus particularidades es que los juegos ya no son exclusivos de las consolas y están disponibles en cualquier dispositivo móvil. Esta disponibilidad hace más difícil que el niño se separe de la fuente de su adicción. Lo particularmente peligroso de estos, es que están diseñados exprofeso para ser adictivos, fomentando la inmediatez, el comportamiento ludópata (pueden apostar monedas en el juego de las ruletas de la suerte por ejemplo), o que no impiden que un niño se pueda pegar 12 horas seguidas de juego sin parar.

– Televisión. Ha dejado de ser el problema, para empeorar, ya que los menores ahora prefieren decidir que ver, y es ya fácil ver que un niño pase más de 8 horas consumiendo todo tipo de contenidos sin ningún tipo de control como al menos se tenía con la TV. Estos prefieren «decidir» qué ver, y prefieren usar Youtube, TikTok, etc. donde los contenidos ya no son controlados, o incluso son fugaces y desaparecen a los pocos minutos, impidiendo o evitando de forma deliberada el posible control parental. Estás plataformas son perfectamente conscientes de que muchos de sus usuarios son menores, pero saben el valor millonario que supone saber y controlar los perfiles de futuros consumidores, dejando de lado la ética o cualquier sentido de la responsabilidad.

– Teléfono móvil. Los dispositivos móviles se han convertido en pequeños centros de operaciones. De hecho, son casi indispensables hasta para las actividades escolares y la línea entre el uso excesivo y la adicción se hace cada vez más delgada, haciendo que ya no se despegan de sus manos ni durmiendo.

Sustancias adictivas para los menores

Son menos probables en la infancia y más comunes durante la adolescencia. No obstante, el alcohol y otras drogas son la vía de escape más rápida para un adolescente que se quiere evadir de sus problemas personales y familiares. Empiezan siendo el vehículo para socializar y terminan anteponiéndose a las relaciones personales.

Señales de alerta que indican un problema

Entre las señales más evidentes que indican que es necesario buscar ayuda profesional destacan:
– Incapacidad para dejar voluntariamente la fuente de su adicción.
– Comportamiento fuera de control para tener acceso en cualquier lugar y momento de su fuente de placer.
– Síndrome de abstinencia. Es decir, reacciones severas ante la falta de lo que produce dependencia.
– Síntomas conductuales: Actitudes extremas como la violencia, desesperación, autoagresión o depresión profunda.
– Síntomas fisiológicos: Vómitos, diarrea, fiebre, letargo general, temblores, taquicardia, insomnio, pérdida del apetito o compulsión por comer, dolor de cabeza, dolores musculares.
– Síntomas emocionales: Irritabilidad, ansiedad, depresión, pérdida de la capacidad de concentración, estados de ánimo cambiantes.

Nuevamente la tecnología ha facilitado a los menores el tener acceso a este tipo de sustancias, o ver que su consumo es «normal». Los vappers, son el nuevo furor de sustancia disfrazada de inocua, que muchos preadolescentes ven como inofensiva.

Rebecca Turbi
Asesoramiento: Jesús Ruiz, CEO de Schoolnurses

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