Categorías:

Psicólogos en adolescentes, cómo evitar los estigmas de esta situación

Tabla de contenidos

Ir al psicólogo no es nada malo pero está sujeto a numerosos estigmas.

ISTOCK

Cuando algo duele, se acude al especialista o al médico de cabecera para que realice una evaluación y determine cuál es el mejor modo para solucionar este problema. Acudir a estos expertos es algo común cuando se trata de dolencias físicas, pero cuando el problema está en la mente pareciera que cuesta más pedir esta ayuda. Ir al psicólogo tiene grandes estigmas en la actualidad, aunque sus las visitas a ellos sean muy necesarias en algunos casos.

Los estigmas de las visitas al psicólogo se dejan ver en especial entre adolescentes. A estas edades la búsqueda de encajar entre el resto y no ser rechazado puede provocar que los jóvenes sientan vergüenza a la hora de reconocer que reciben esta ayuda. Ayudar a superar estos temores será necesario antes de iniciar estas terapias ya que los mismos pueden suponer un problema más a los ya arrastrados.

Entender los beneficios

Tal y como explica la psicóloga Maria Dolors Mars el primer paso es hacer ver al adolescente que tiene un problema que debe ser resuelto. La comparación con una dolencia física es una buena idea ya que permitirá comprender al joven que precisa de ayuda que no puede venir de otros medios. Este experto es tan necesario como un cardiólogo o un oftalmólogo.

Si el adolescente comprende que sus visitas al psicólogo responden a la búsqueda de su bienestar socioemocional y que este especialista le puede ayudar en sus problemas cotidianos, se tendrán menos en cuenta las posibles reacciones negativas y resistencias en contra del mismo. Por ello, antes de iniciar el tratamiento, se recomienda facilitar información sobre los mismos que ofrezcan más información que los estigmas sin consistencia.

Los padres también deben saber los estigmas que más se relaciona con las visitas al psicólogo. Mars señala los siguientes como comunes:

– El psicólogo te cambia. Falso, quien cambia es el paciente de tener un problema a no presentarlo gracias a la aplicación de un tratamiento.

– Durará mucho. La visita al psicólogo no es capricho, al igual que en otros tratamientos es mejor un tratamiento duradero y efectivo que corto y que no solucione nada.

– «Estás loco». No, hay muchos problemas que pueden requerir la ayuda de un psicólogo sin que estos se relacionen con trastornos más graves.

El estigma de los padres

Los estigmas de las visitas al psicólogo no son algo de la actualidad. De hecho, generaciones de mayor edad pueden tomarse a la tremenda que sus hijos visiten a este especialista. Al igual que los adolescentes, los padres deben entender que estas terapias no quiere decir que sus hijos estén locos no es algo que deba esconderse, ni tampoco decirlo a los 4 vientos.

Estas visitas al psicólogo responden a la resolución de un problema como podría ser un catarro. Una buena idea es que los padres estén presentes en algunas sesiones junto a sus hijos para que puedan ver la evolución de los mismos y ver cómo les ayuda estas terapias, en las que también pueden participar aportando información sobre la situación de los jóvenes en casa.

También se tiene que eliminar la concepción de que ir al psicólogo es una actividad inocua. Muchos padres pueden pensar que estos profesionales sólo se aprovechan de una situación que puede superar el adolescente por él mismo. Pero posponer este tratamiento sólo empeorara la situación del joven ya que no estará recibiendo la ayuda correspondiente.

Damián Montero

Te puede interesar:

– Depresión en adolescentes: cómo detectarla y tratarla

Cuándo debo llevar a  mi hijo a un psicólogo

La depresión y sus tipos

Cómo detectar la depresión adolescente

Otros artículos interesantes