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Preparar al adolescente para ser un buen adulto

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A ser adulto se puede aprender desde la adolescencia.

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La madurez llega a todos, tras la adolescencia toca encarar la etapa adulta. Un momento que supone asumir responsabilidades y ser el dueño de la vida, y de todo un hogar. Un contexto que puede abrumar a las personas. Sin embargo, los padres pueden aprovechar la juventud de sus hijos para ir instruyendo de cara a este cambio en su situación cuando llegue.

La adolescencia es una etapa de cambios, pero también es un buen momento para conseguir que los hijos vayan preparándoles de cara a la madurez plena. Sin perder su autoridad en casa, los padres deben ir concediendo cierta autonomía a los jóvenes en el hogar y, en especial, permitir que se equivoquen para aprender de los errores y a gestionar aquellas situaciones que no hayan sabido controlar.

Libertad vigilada

Desde Academia Americana de Pediatría se recomienda a los padres de hijos adolescentes un clima de libertad vigilada. Conceder autonomía para que los jóvenes en el hogar aprendan a tomar decisiones y a asumir las consecuencias. Eso sí, una autonomía con límites para evitar males mayores. Hay que recordar que aunque estén a pocos años de convertirse en adultos, todavía no lo son.

Queda un camino por recorrer hasta que por fin abandonen el hogar y creen el suyo propio, una senda en la que tendrán que aprender a solventar sus problemas. Pero siempre hay que estar dispuesto a prestar su apoyo y aclarar posibles dudas antes de la toma de decisiones por parte de los adolescentes en el hogar.

En este organismo se dan los siguientes consejos para que los padres fomenten la autonomía en sus hijos de cara a su preparación cono adultos:

– Aumentar sus tareas. Los padres deben permitir que sus hijos adolescentes hagan cosas por ellos mismos. Permitir tareas como la preparación del almuerzo, poner una lavadora, cosas que ellos pueden hacer por sí mismos. Labores que les serán de ayuda en la etapa adultos

– Que experimenten consecuencias. Si el adolescente elige algo, debe asimilar las consecuencias y ser él quien solucione los desarreglos producidos. ¿Se ha olvidado un libro para el instituto? La próxima vez debe prestar más atención.

– Ser estricto. Una cosa es apoyar, otra cosa es solventar sus problemas. Hay que dejar que el adolescente sea el protagonista de su historia, para bien o para mal, y ayudarlo si este lo necesita. Nunca arreglar sus problemas.

– Su paga. En la adolescencia comienzan a surgir nuevas necesidades: quedadas con los amigos, cumpleaños para los que debe comprar un regalo, deseo de caprichos. Todos estos asuntos deberán ser resueltos a través de la propia asignación semanal.

– Invitarlo a participar en las conversaciones de adultos. No hay nada mejor para alcanzar la madurez que moverse en uno de estos contextos. Permitir que el joven participe en estas conversaciones y aprenda a socializar en este entorno es una buena idea.



Su vida en casa

La rutina en el hogar también puede ser un buen escenario donde fomentar la preparación del adolescente de cara a la autonomía adulta. Estos son algunos consejos para ello:

– Trabajar en familia. Los adolescentes ya no son niños, son casi adultos que deben operar conforme a su estatus. Asumir responsabilidades dentro del hogar u cumplirlas sin que nadie tenga que recordárselas.

– Respetar la convivencia. Un adolescente puede escuchar música, ver una serie, leer un libro, pero sin importunar en los demás. Una norma muy importante es que su autonomía termina en donde empieza la de los demás.

– Su propio espacio. El adolescente debe poder elegir algunas pautas de su vida, como la decoración de su cuarto o la ropa que guste llevar. Obviamente siempre hay que tener en cuenta la edad de los hijos antes de permitir alguno de estos asuntos ya que determinados quizás no se adecuen a la madurez.

Damián Montero

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