Los niños no nacen líderes, sin embargo, muchos de ellos tienen las capacidades para serlo y por ello deben preocuparse de desarrollarlas.Un líder crece a través de su desarrollo personal y con la repetición de hábitos positivos. Por eso, además de tener iniciativa y saber gestionar conflictos, la responsabilidad, la generosidad, la humildad y la confianza son valores para ser un buen líder.
4 valores para ser un buen líder
Estos valores son indispensables para alguien que tiene madera de líder y los padres deben fomentarlos en sus hijos desde edades tempranas para ayudarles en su camino hacia el liderazgo.
1. Responsabilidad. Ser líder tiene muchas responsabilidades y, a veces, no resulta muy agradable tomar decisiones comprometidas o saber que se espera mucho de nosotros. A todos nos gusta ser líderes, pero muchas veces es cansado y poco fascinante.
Aquel que lidera un grupo de personas se siente responsable de los demás, de los objetivos, de que todo vaya bien, suya es la máxima responsabilidad. Todos necesitamos que constantemente nos clarifiquen lo que tenemos que hacer y que nos reafirmen en lo que pensamos. Esto es trabajo del líder.
Por otro lado, los miembros de un equipo de personas necesitan también sentirse responsables de lo que están haciendo. Y el líder debe saber cómo conseguir armonizar todos los intereses y las buenas intenciones. Él tiene la última palabra cuando se muestran distintas alternativas; es el principal coordinador en los tratos con distintas personas; y es el principal motivador de la gente. Él es el que define la personalidad de ese equipo.
2. Generosidad. Es bueno que un joven se proponga llegar a influir en la sociedad, pero liderar no significa autoafirmación, demostrar la propia valía: al contrario, ser líder quiere decir servir con generosidad a los demás; no se busca el propio provecho, sino el de los demás. Pero igual de bueno es no querer serlo, aunque se tenga esa capacidad de liderazgo innata. Con un trabajo más individual, como el de los artistas, pensadores, o labores más escondidas, se puede hacer mucho bien.
De todas maneras, es importante reconocer que muchas personas no tienen ningún interés en llegar a ser líderes, lo que es igualmente válido. Aquellos sin un carisma especial para tratar a los demás, o que prefieran no usarlo, pueden hacer mucho bien a la sociedad y a los demás regalando generosidad con su trabajo individual.
3. Humildad. A menudo, la relación de un líder con su equipo se ve ayudada si aquel, en su propia cabeza, no ve a los demás como meros subordinados a los que tiene que mandar sino que tiene la humildad suficiente para reconocer que necesita a los demás miembros del equipo para lograr los objetivos propuestos.
Es mejor pensar en la gente y dirigirlos como si fueran interdependientes y se hubieran puesto de acuerdo para cooperar y trabajar en aquello que les señala el líder. En este sentido, resultaría muy deseable para un líder que permitiera a los miembros del equipo que tomaran parte en la planificación de un proyecto. Hay que mirar y escuchar: seguro que con las ideas nuevas puede mejorarse el plan. De esta manera, todo el mundo se motiva.
Además, es necesario que el líder tenga visión de futuro. Una razón por la que es importante para un líder tener visión de futuro es que le permitirá a él mismo tener más nítidos en su cabeza lo que él quiere sacar adelante. Es igualmente importante que sepa transmitirla a los demás, para que la hagan suya y tengan igual de claro el fin y los medios y sepan lo que tienen que lograr todos juntos.
4. Confianza. Es necesario que el líder muestre confianza en su equipo porque es importante para ellos saber que él (al que respetan y han permitido que sea su líder) no tiene ninguna duda en que harán bien lo previsto. Se muestra confianza cuando se ceden cotas de responsabilidad, cuando se alaba lo bien hecho y se critica, con razones y en privado, lo mal hecho.
En definitiva, el líder debería ser positivo en su conducta y mostrar que cree en el plan que ha definido. Debe estar convencido de que los objetivos valen la pena y que se pueden conseguir. Todo esto puede parecer que se refiere sólo a organizaciones y estructuras bien definidas, enfocadas hacia actividades de relevancia social, pero todo lo anterior sirve para cualquier proyecto: encabezar un grupo de amigos a los que le guste la poesía, montar una revista en la universidad o ser el capitán de un equipo de fútbol, por ejemplo.
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Características de un buen líder
1. Tener vocación de servicio. Ante todo, el líder tiene una vocación de servicio. No utiliza su situación como un escalón para llegar más lejos.
2. Ser justo. Un líder nunca pide a los miembros de su equipo que hagan aquello que él no estuviera dispuesto a hacer antes.
3. Controlar los enfados. Buenos líderes son también, en cierto modo, actores. A veces han de guardarse sus enfados para animar a los demás.
4. Mantener el control. Hay que procurar no perder el control delante de los miembros del equipo, ya que estos dejarían de considerarnos como líderes y habría que volver a ganar su respeto.
5. Saber delegar. Uno de los secretos de los buenos líderes es que saben delegar convenientemente ciertos trabajos y responsabilidades en los miembros del equipo.
6. Escuchar siempre. Un buen líder, para conocer bien a los miembros del equipo, tienen que mirarles a los ojos cuando hablan con ellos. Así sabrán si les están escuchando, si les están confundiendo, si están de acuerdo y en qué medida están motivados.
Ignacio Iturbe
Asesor: Luis Vida. Orientador familiar
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