Mucho se habla de la importancia de las madres en el desarrollo de los niños y adolescentes, pero poco se conocía sobre su relación con el consumo de drogas de los jóvenes. Según un estudio reciente, los adolescentes con madres más cariñosas tienden a consumir menos drogas como alcohol o tabaco que aquellos jóvenes que tienen una relación distante con su madre.
La investigación, llevada a cabo por expertos de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, pone de relevancia que las relaciones de los hijos con sus progenitores son muy importantes y que llegan incluso a influir en el consumo de drogas de los jóvenes.
De esta forma, los investigadores aseguran que los jóvenes que viven en familias poco cohesionadas tienden a consumir más drogas como alcohol, tabaco o cannabis que aquellos que se han criado en un ambiente más cariñoso y afectuoso entre sus padres.
Distancia emocional con los padres
El estudio concluye que en nuestro país, para tener un buen desarrollo, «los jóvenes no necesitan distanciarse emocionalmente de sus padres y madres, cosa que sí ocurre en otros lugares del mundo como Estados Unidos, donde la autonomía emocional es más necesaria», comentan las investigadoras principales del trabajo, Águeda Parra e Inmaculada Sánchez.
Asimismo, las expertas han explicado que para llegar a sus conclusiones elaboraron una investigación longitudinal a lo largo de diez años. Durante este tiempo, han entrevistado a 90 estudiantes de la provincia de Sevilla cuando tenían 13, 15, 17 y 21 años con el objetivo de estudiar la evolución de los adolescentes de diferentes entornos y niveles socioeconómicos.
Adulto no es mayor de edad
Tras los resultados de este interesante estudio, estas dos expertas han puesto en marcha otra línea de investigación junto a otro investigador, el profesor Alfredo Oliva. Los tres pretenden investigar qué factores de riesgo y protección influyen en la transición a la adultez en España, un asunto sobre el que la profesora Sánchez se muestra tajante: a su juicio, la adultez no depende de la edad, sino del contexto socioeconómico y cultural de cada país.
Tal y como han explicado, la transición a la edad adulta «es una etapa poco estudiada desde el punto de vista científico, pero de gran trascendencia, porque supone la antesala del mundo adulto y, en ella, los jóvenes irán adquiriendo responsabilidades y tomando decisiones que condicionarán gran parte de su futuro».
El objetivo de este nuevo estudio, para el que se han recogido 1.400 testimonios, es elaborar una guía que tiene como fin orientar para mejorar el desarrollo individual y las relaciones personales y familiares de los jóvenes.
Ángela R. Bonachera
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