BARCELONA, 18 Julio
Científicos del instituto Max Planck de investigación del cerebro en Frankfurt (Alemania) han descrito un «estado especial del cerebro» durante la adolescencia, fruto de los cambios estructurales que experimenta este órgano hasta alcanzar la madurez.
Los resultados, presentados en el marco del VIII Congreso de la Federación de Sociedades Europeas de Neurociencias (Fens), que se celebra hasta este miércoles en Barcelona, apuntan que dicha alteración pasajera es «probable que se asocie a la emocionalidad y la conducta de los adolescentes», palabras del coordinador de la investigación, Peter Uhlhaas.
El Max Planck ha registrado la actividad eléctrica de zonas cerebrales implicadas en cognición y memoria en 68 niños y jóvenes adultos entre los 6 y los 21 años, y además ha escaneado el cerebro de un centenar de adolescentes y jóvenes de entre 12 y 24 años, con el objetivo de buscar cambios estructurales.
Los investigadores han descubierto un «aumento de la robustez de los circuitos neuronales» a medida que los jóvenes crecen, hasta producir una alteración de los sentimientos y los pensamientos de los adultos en relación a su adolescencia.
Con la edad, los circuitos se vuelven más precisos, lo que influye en cómo el cerebro calcula la información y las emociones, mientras que en la primera infancia la actividad cerebral es lenta y menos coordinada.
De hecho, los circuitos se reorganizan formando grupos de conexiones que no estaban formadas durante la infancia y los pliegues de la corteza cerebral –la capa más superficial de este órgano– se vuelven más delgados.
«En la medicina de la adolescencia, el cerebro es un aspecto olvidado. Nuestros estudios muestran que el desarrollo del cerebro es un proceso prolongado, con cambios en la arquitectura y funciones del cerebro que antes no conocíamos», ha señalado Uhlhaas.
Por ello, el investigador ha defendido que seguir investigando en este campo puede ayudar al diseño de tratamientos más precisos para adolescentes con trastornos psiquiátricos que eventualmente podrían evitar su institucionalización cuando se conviertan en adultos.