La falta de motivación diaria y su consiguiente inactividad es fuente de frustración personal, lo que conlleva en muchos casos el desarrollo de síntomas depresivos y de ansiedad que, en ocasiones, terminan por presentar auténticos trastornos afectivos entre los adolescentes. Que una persona no tenga un hobby, puede resultar un riesgo para su salud mental.
Los beneficios de tener un hobby para los adolescentes
La inactividad supone un riesgo para la salud. Los jóvenes -que por diversas circunstancias personales, familiares o sociales se encuentran sin ocupaciones- no estudian, tampoco trabajan, ni hacen en su día a día nada motivador, son chicos y chicas de entre 15 y 30 años con una alarmante falta de vitalidad, que cuentan con muy pocos recursos personales para aprovechar su juventud en plenitud.
Pasan la vida sin proyectos de futuro y sin saber en qué ocupar el tiempo. Muchos dicen no ser capaces de llevar a cabo otra actividad que no sea dormir, sentarse frente a una pantalla, quedar con los amigos sin un plan concreto o pasar las horas frente al whatsapp, twenti o facebook.
Factores de protección: las aficiones para los adolescentes
Frente a este planteamiento «plano» de vida, la psicología positiva nos recuerda la importancia de cultivar y fortalecer los aspectos más positivos de cada persona para lograr una vida más plena y prevenir enfermedades físicas y psicológicas. Estos aspectos son llamados factores de protección, que son habilidades, estados mentales, o actividades que nos protegen frente a trastornos psíquicos y ayudan a experimentar una vida más satisfactoria.
Ante la falta de ocupaciones diarias -también frente al exceso de las mismas-, uno de los factores de protección más importantes es el desarrollo de un hobby, actividades de ocio y aficiones personales.
1. Tener un hobby ayuda a desconectar de los problemas durante un tiempo, aportando equilibrio psíquico frente a la alternativa de dar constantemente vueltas a las preocupaciones por no tener en qué ocupar la mente.
2. Practicar un hobby permite a la persona salir de sí misma y atender otras cosas, por ejemplo compartiendo una afición en familia. De esta forma se crea un espacio común que sirva para la expresión de emociones, preocupaciones, pero también para interesarse por los demás.
Requisitos para tener y practicar un hobby
1. La iniciativa. Uno de los problemas que presentan estos jóvenes, es la falta de intereses o aficiones sanas. Presentan una alarmante incapacidad para entretenerse por sí mismos. Lectura, hacer colecciones, practicar deportes, tener intereses culturales, hacer manualidades, etc., son ocupaciones que muy pocos de ellos practican. Esta falta de iniciativa por el entretenimiento provoca muchas veces la búsqueda de un sustituto intenso e inmediato del aburrimiento. Los excesos en la vida nocturna, el alcohol e incluso las drogas suelen estar detrás de la desidia por la existencia.
2. El talento. Las aficiones surgen a partir de dones personales (una persona creativa que pinta cuadros, por ejemplo).
3. El aprendizaje que se ha adquirido con el tiempo (la fotografía, hacer colecciones, etc.). Todo el mundo puede -y debe- tener un amplio abanico de actividades y gustos que le entretengan.
Cómo fomentar las aficiones en los niños
– Es importante que los padres tomen conciencia de que los niños no sólo han de saber matemáticas, inglés o geografía. También es importante prepararles para que adquieran todas las aficiones posibles. No hay que confundir el fomento de estas aficiones con inscribirles en actividades extraescolares. A veces se comete el error de «apuntar al niño» a actividades de forma indiscriminada por el hecho de que son buenos en ello, o por querer que les guste lo mismo que a los padres. Es importante que prueben cosas nuevas, pero también hay que respetar sus gustos y necesidades. En ocasiones he sido testigo en las consultas de niños estresados por un exceso de actividades extraescolares.
– Es importante que los padres y los hermanos mayores compartan sus aficiones con los más pequeños. Los colegios también pueden contribuir en este ámbito. Ofrecer a los alumnos la oportunidad de descubrir actividades nuevas dentro del diseño curricular puede aportar grandes beneficios. En definitiva, es necesario cuidar las aficiones. Nuestra salud mental y física lo agradecerá.
Alfonso Sánchez-Carpintero. Psicólogo especialista en Psicología Clínica
Te puede interesar:
– Decálogo para empezar a hacer ejercicio
– 15 actividades familiares para el tiempo libre
– Cómo elegir el deporte para tu hijo