Los padres debemos tener presente, cuando el adolescente se hace adulto en casa, que ya no es un joven inmaduro, sino una persona mayor y tendremos que acostumbrarnos a buscar momentos en los que estar solos con nuestro hijo mayor, para hablar con él. Es importante que entienda que por mucho que las cosas hayan cambiado para él… no todas lo han hecho.
La casa de los padres sigue siendo de los padres y somos nosotros, por tanto, quienes marcaremos, como hicimos siempre, las normas mínimas de convivencia y respeto, que deben ser secundadas por todos los que convivan en el hogar.
Estaría fuera de lugar que el adolescente, por ser adulto, se considerara autorizado a saltarse los horarios de comida y cena sin avisar, no colaborara en los turnos de tareas, retara la autoridad de los padres, dijera palabrotas dentro de casa o mantuviera composturas a las que sus hermanos no están autorizados.
La intimidad material de los adolescentes
No se puede pedir a un joven de 26 años que lo comparta todo a medias con su hermano menor, aunque esté acostumbrado a ello desde pequeño. Es hora de que tenga su «rincón».
Lo ideal sería que pudiera acondicionarse él mismo una habitación para que pueda tener sus pertenencias sin riesgo de «violaciones» fraternales o, lo que es aún peor, paternales.
Si no es posible una habitación propia, habrá que procurar que, al menos, tenga un armario, donde él pueda guardar sus objetos personales y no rendir cuentas sobre lo que hay, lo que no hay, si está ordenado y si no lo está.
Respecto al orden, sí podemos exigirle que lo mantenga en la habitación y zonas comunes, pues la casa sigue siendo de todos.
Otros detalles con los que podemos ayudarle a crear o mantener su propio coto de intimidad pueden ser no tocar su ropa, no abrir sus cajones…
Cómo empezar a adquirir responsabilidades de adulto
Por otra parte, tampoco es bueno que identifique su estancia en casa con la ausencia de responsabilidades, por lo que podemos delegar en él algunas, como el mantenimiento de los coches -revisiones, reparaciones, etc.-, seguros, suministros -gas, agua, luz- o incluso el seguimiento de los estudios de otros hermanos pequeños. No se trata de recados aislados, sino que lleve él todos los papeles, pagos, facturas, etc. Que cargue con toda la responsabilidad de esos temas.
Con mucha delicadeza, quizá resulte apropiado ligar el cumplimiento de estas tareas a la paga que aún le damos. Puede que prefiera considerarla más como una compensación económica, que como una obligación de padres que a él le cuesta cada vez más aceptar.
Aprender a manejar dinero
Si hasta este momento, los chicos tendían la mano cada domingo para recibir su paga sin ningún trauma, es normal, y también positivo, que ya no lo hagan tan despreocupadamente y empezar a ver el valor del dinero de otro modo.
1. Si no gana nada o muy poco, es obvio que necesitará una paga que fijarán, como siempre, él y nosotros, sus padres, teniendo en cuenta la situación familiar y las necesidades reales: transporte, material, ocio…etc. Es de esperar que el hijo se muestre más responsable a la hora de plantear sus gastos, pero también que los padres seamos delicados al darle la paga y que no le exijamos que la justifique.
2. Puede abrirse una cuenta a su nombre y dar una orden de transferencia periódica por un dinero fijo. También es aconsejable que sea mensual, para que el joven se habitúe a manejar sus presupuestos -ingresos y gastos- a 30 días, como tendrá que hacerlo en el futuro. Que aún no pueda ser independiente económicamente no quiere decir que no deba empezar a aprender a serlo.
3. Gastos personales. En caso de que nuestro hijo haya empezado a trabajar y gane una modesta cantidad de dinero (todavía no lo suficiente como para independizarse), entonces queda claro que todos sus gastos personales correrán de su cuenta. Tenemos que animarle a ahorrar y además, los padres podemos hablar con él para que esté dispuesto a aportar algo de ese dinero si surge algún contratiempo en el hogar que implique un gasto de dinero notorio. Por ejemplo, podemos pedir al hijo que nos eche una mano con el dinero si se estropea el coche familiar y hay que llevarlo a reparar.
4. Aportar una pequeña cantidad mensual de su sueldo para las necesidades del hogar, si ya gana dinero. Dependiendo de cuál sea nuestro estilo educativo y la situación o circunstancias que rodean a los hijos, nos decantaremos por una opción u otra.
Adolescente: un comodón en casa
Uno de los riesgos de vivir bajo la seguridad del techo paterno es la de abandonarse en esa comodidad, por lo que también habrá que contrarrestar o impedir que se desarrolle una situación de apoltronamiento. Por muy felices que estemos los padres por tener en casa a nuestro hijo, sería un flaco favor mantenerlo allí ocioso, mientras pierde la oportunidad de desarrollarse enfrentándose a la vida
Si el problema es que no tiene trabajo, habrá que animarle o hacerle ver la necesidad de encontrarlo. Y si no lo encuentra realmente… orientar los argumentos y buscar con él una opción para mejorar su curriculum con otros cursos, idiomas o prácticas no remuneradas. Lo que hay que hacerle ver es que debe empezar, y que cuenta con todo el apoyo de la familia para salir victorioso.
Consejos para convivir con un hijo adulto en casa
– Ser independiente no es ser autista y «pasar» del resto. Si vive en casa, debe respetar los horarios de comida y avisar a la familia si viene o se retrasa.
– Contar con él para tomar las decisiones importantes, como una mudanza o comunicar al resto de la familia el fallecimiento de alguien cercano.
– Respetar su intimidad: no abráis nunca sus cajones o sus cartas, ni hurguéis en la cartera o el bolso. Sino, no se sentirá en confianza.
– Evitar hacer bromas con él como cuando era adolescente. Ya es mayor, así que si le llama tres veces el mismo chico en una semana… haced un esfuerzo y olvidad los chistes y los comentarios hasta que ella/él los permita.
– Anímale a que os descargue de algunas responsabilidades enojosas, como asistir a las reuniones de la comunidad de propietarios, atender reparaciones…etc. Que esos sean «sus» temas
– Déjale tomar inciativas. Es muy probable que se le ocurran mejoras para la casa -comprar una cadena musical, instalar aire acondicionado…- que beneficien a todos. Si están bien pensadas, animadle a que sea él quien que se encargue de buscar los presupuestos, modelos, formas de financiarlo, etc.
Teresa Pereda
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