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El consumo de alcohol aumenta entre adolescentes

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El consumo de alcohol entre los adolescentes españoles de entre 14 y 18 años ha aumentado en los últimos dos años. Los menores españoles comienzan a beber poco después de los 13 años y lo hacen de forma asidua entre los 14 y los 16. El 89 por ciento de los adolescentes declara que en sus casas se bebe alcohol; de forma habitual, el 48 por ciento y de manera ocasional, el 41 por ciento.

Según El Libro blanco sobre la relación entre adolescencia y alcohol en España, de la Fundación Alcohol y Sociedad, hasta un 53 por ciento de los adolescentes españoles que consume alcohol se emborracha cinco veces al año y un 7 por ciento lo hace casi todas las semanas. Un 33por ciento se emborrachan entre 5 y 30 veces al año. 

Un 8 por ciento admite hacerlo entre 30 y 50 veces, lo que supone hacerlo prácticamente cada semana. El 90 por ciento de los casos se concentra durante el fin de semana o los días festivos. El 47 por ciento de los adolescentes asegura que sus padres saben que consumen alcohol, mientras que apenas un 20 por ciento dice que sus padres no son conscientes de su consumo de bebidas alcohólicas.

Pero… ¿por qué bebe mi hijo?

¿Por qué bebe alcohol mi hijo/a?

Desde que son muy pequeños, los niños ven mensajes publicitarios con gente «guay» que disfruta de la vida… y del alcohol. Además, muchos padres y otros adultos beben alcohol en reuniones sociales, por ejemplo, se toma cerveza o vino durante una cena; sin quererlo se trasmite el mensaje a los hijos de que el alcohol es inofensivo. Durante la adolescencia es común que se experimente con el alcohol. Algunos de los motivos por los que los adolescentes beben alcohol o prueban las drogas son los siguientes:
–  Por curiosidad.
–  Para sentirse bien, reducir el estrés y relajarse.
–  Para no sentirse diferentes.
–  Para parecer mayores.

Explica a tu hijo cómo le ataca el alcohol

1. Lugares del cerebro afectados: la corteza cerebral, el cerebelo y el tronco encefálico, particularmente el centro de la respiración.
2. Alteración inicial: euforia suave, relajación y sedación.
3. Efectos colaterales agudos: intoxicación, se disminuye el sentido del oído y el sentido de responsabilidad, resaca.
4. Efectos colaterales crónicos: adicción, cirrosis en el hígado, pérdida de memoria, razonamiento poco equilibrado, síndrome de Korsakoff, síndrome fetal alcohólico.
5. Efectos irreversibles: daños permanentes en la capacidad de aprendizaje y la memoria ya que las neuronas que se destruyen en el hipocampo no se reemplazarán jamás.

El 8 por ciento de las personas que beben alcohol desarrollan algún tipo de problema y cada una de esas víctimas afectará en alguna medida al menos a otras seis personas. Los niños y los adolescentes absorben el alcohol más rápidamente que los adultos y sus hígados lo metabolizan con menos eficacia. Los propios adolescentes reconocen que no beben de manera social, como lo hacen los adultos normalmente, sino para cogerse el puntillo o emborracharse.

Cómo identificar la intoxicación etílica

– Rostros enrojecidos.
– Ojos rojos, acuosos, vítreos o inyectados en sangre.
– Que el aliento huela a alcohol.
– Pronunciación pastosa.
– Dificultad para comprender las preguntas.
– Andar tambaleándose o tropezándose.
– Inestabilidad para permanecer de pie y necesidad de apoyarse en algo para mantenerse.
– Mostrar una actitud combativa o jovial, o buscar la discusión, o cualquier otra conducta inapropiada.
– Llevar la ropa manchada, arrugada o desordenada.
– Desorientación en cuanto al tiempo y al espacio.
– Poca capacidad para seguir una dirección.

Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Fundación Alcohol y Sociedad

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