La inseguridad emocional es el talón de Aquiles de cualquier adolescente y es fruto de los cambios que está experimentando tanto a nivel físico como emocional e intelectual. Todos los miembros de la familia debemos hacer un esfuerzo por adaptarnos durante el periodo de transformación de niño a adulto.
Cuando tenemos un adolescente en casa: la inseguridad es la mayor barrera que tenemos que ayudarle a saltar. Entender los cambios por los que pasan los adolescentes no es tarea fácil para ellos ni para los padres. Al hablar de la adolescencia, son muchos los padres que tratan esta etapa maravillosa de la vida como un momento «terrible», que irremediablemente debemos pasar. Este planteamiento de resignación, sin darnos cuenta, lo trasmitimos de algún modo a nuestros hijos.
Pero, ¿es tan terrible la adolescencia?
Posiblemente no, lo importante es conocer y anticiparse a los lógicos cambios que se sucederán en los próximos años.
Para conseguirlo, es importante ayudarle para que aprenda a gestionar mejor su libertad, que descubra cómo evitar situaciones que ponen en peligro su salud física, psíquica o moral.
En esta etapa, es habitual que se deterioren las relaciones familiares, sobre todo, cuando comienza la lucha por dejar de ser tratado como un niño. Procura «quitar hierro» a los pequeños roces del día a día y céntrate en las batallas que realmente merezcan la pena.
Cambios de los adolescentes, la inseguridad
1. La propia inseguridad emocional del adolescente le puede llevar a tratar peor a sus hermanos menores. Habla con él, explícale que uno demuestra realmente que está madurando cuando sabe pasar por alto las tonterías de los más pequeños y «no entres al trapo».
2. Evita que arrastre su inseguridad a la edad adulta. Los adultos inseguros suelen tratar peor a sus subordinados, son incapaces de delegar precisamente por tener este carácter, que en no pocas ocasiones se arrastra desde la adolescencia. Por esta razón, es importante hablad mucho con los hijos, enseñarles a apoyarse en sus puntos fuertes y a luchar contra sus limitaciones. Que sepan comprender y disculpar a los demás y disfrutar de las cosas buenas de esta época, que no son pocas.
3. El mayor motivo de inseguridad de un adolescente suele ser el miedo, con fundamento o sin él. Buscad momentos para charlar tranquilamente con vuestro hijo y que pueda manifestaros sus inquietudes e inseguridades. Así, le podréis dar razones y armas para saber actuar en las circunstancias que a él le resulten más conflictivas.
Vuestro hijo puede sufrir y perder la serenidad por cuestiones que a vosotros os parezcan absurdas: ponerse colorado al mencionarle el nombre de la chica que le gusta, reírnos porque le está saliendo el «mostacho», comportaros jocosamente con sus primeros «gallos» al hablar, etc. Si ves que es un niño inseguro, sed sensibles hacia sus cambios y si le molestan ciertos comentarios, evitad hacedlos.
José Manuel Mañú. Profesor, escritor y coach en Educación
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