La adolescencia es una etapa de transición en la que quien era niño pasa a ser adulto. Es en estos años cuando los hijos reclaman más independencia y autonomía, alejándose de sus padres y encontrando un nuevo modelo a seguir en sus amigos. Sin embargo, que persigan esta autonomía no quiere decir que no sean necesarios los límites, en especial si se tienen en cuenta todos los riesgos de estas edades.
Pero, ¿cómo poner sobre la misma balanza la independencia de los adolescentes y la imposición de límites y normas? Iratxe López, psicóloga clínica, indica que es necesario establecer estas normas, que deben ser claras y adecuadas para la edad de los hijos en esta etapa de su vida. Y es que, aunque parezca cortar su libertad, se tratan de una parte esencial en la crianza de los jóvenes.
El adolescente no quiere límites
Todo padre debe tener en cuenta que cualquier hijo quiere saltarse los límites establecidos por los adultos, en especial durante la adolescencia. Esto puede sonar poco alentador y frustrar cuando se advierten ciertas situaciones. Pero también hay que tener presente que este enfrentamiento cumple un papel fundamental en el desarrollo y en la formación de las creencias y valores en el futuro.
Establecer y hacer cumplir límites saludables es un gran desafío que se observa en el día a día ya que supone hacer malabares entre la autonomía del adolescente y evitarle ciertos peligros. Pero parte de la independencia que se persigue en el camino hacia la vida adulta está en saber hasta dónde se puede actuar, en reconocer los peligros y no ir demasiado lejos.
Los adolescentes precisan de estructuras y pautas claras, pero nunca lo admitirán dado su ansia de libertad. Pero gracias a los límites los hijos de estas edades empezarán a comprender mejor lo que significa la responsabilidad y que las malas acciones tienen consecuencias, por eso es mejor evitarlas. Y es que, ocupar un lugar en la sociedad también supone eso, saber hasta dónde se puede llegar sin perjudicarse a uno mismo, ni hacer daño al resto.
Los beneficios de los límites en adolescentes para los padres
Establecer límites en los adolescentes no solo tiene beneficios para los hijos, sino para los propios padres. Y es que gracias a estas normas se mejora la comunicación y se genera una mayor confianza en la relación con los jóvenes. Y es que cuando tienen claro todo, sabrán en todo momento cómo comportarse y lo que se espera de ellos. De esta forma, cuando surja un conato de discusión, se puede tomar estos puntos de referencia para proceder.
Pero, ¿y cómo ir «abriendo la mano» y aceptando que los niños ya son casi adultos que reclaman, cada vez más, independencia? Para establecer un límite, lo primero es identificar algo que no se puede hacer, por ello hay que dejar claro qué no está permitido y, a continuación, dejar claras algunas excepciones que tengan en cuenta la autonomía de estas edades. También hay que recordar las consecuencias de no respetar este marco.
Unos puntos a considerar son:
– Hay que recordar la edad en la que se encuentran los hijos, y que la adolescencia es sinónimo de enfrentamientos en donde se busca autonomía y mayor lejanía de los padres.
– Hay que estar preparado para saber responder a la responsabilidad de los adolescentes.
– Asignar responsabilidades apropiadas a esta edad, permitiendo que maduren y sean responsables de su propia independencia, antes de pasar al siguiente nivel.
Entre los límites que deben estar presentes:
– Contribuir a la vida familiar, asumiendo labores domésticas y otras responsabilidades en el hogar.
– Los horarios de regreso a casa.
– En qué momentos se puede hacer uso de las tecnologías.
– Nunca dejar de lado su vida académica, responsabilizándose de sus tareas y exámenes.
– Consumo de sustancias peligrosas, como alcohol y/o tabaco.
Damián Montero
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