Libertad es una palabra que nos gusta oír. Somos partidarios de la libertad. Pero al mismo tiempo algo nos hace pensar que hay matizaciones y aspectos menos claros. Para comenzar a matizar, hay algunas cuestiones que debemos preguntarnos, por ejemplo…
¿Quién es más libre?
1. ¿Es más libre el que siempre sigue sus caprichos? Más bien es esclavo de sus apetencias. Así lo reconocía una joven que afirmaba: «Me gusta sacrificarme de vez en cuando, pues esto me hace sentirme libre».
2. ¿Un caballo salvaje es libre? Ningún animal es libre. Un caballo salvaje parece gozar de libertad de movimientos, pero los instintos le dirigen inevitablemente. Sólo los seres inteligentes son libres.
3. ¿Es más libre quien cambia de criterios según el ambiente? Más bien es esclavo del ambiente, como una veleta no se mueve por sí misma sino al dictado del viento. Otra cosa diferente es la persona que sin faltar a sus ideales sabe manejarse con flexibilidad.
4. ¿Quien no decide es más libre? Es más indeciso. Aparenta más libertad porque tiene más opciones donde escoger al no haberse comprometido con ninguna. Pero en realidad no se es más libre por el número de opciones sino por saber descubrir y elegir las correctas. El recién nacido y el animal salvaje tienen muchas posibilidades, pero no son libres. Quien nunca decide deteriora su libertad pues en ocasiones futuras le será más difícil escoger. Por otro lado, mientras no se decida está eligiendo no actuar y su pasividad le domina.
5. ¿Quien no tiene metas en su vida es más libre? El barco mercante que nunca llega a puerto es inútil, por mucho que navegue. La inteligencia que no descubre verdades es defectuosa, por mucho que piense. La libertad sin fines donde ir es una herramienta inservible. La mejor libertad es la que conduce a puertos mejores.
Lo que la libertad no es
1. ¿Puesto que soy libre puedo hacer lo que me da la gana? Bueno, pero esto no significa que dé lo mismo. No es indiferente escoger el bien o el mal. No da igual conseguir dinero mediante el trabajo o a base de robos. En ambos casos son decisiones libres, pero una es equivocada y malvada. Somos responsables de nuestras elecciones.
2. ¿La libertad humana es absoluta? Es limitada. No podemos respirar bajo el agua, ni volar, etc. No somos todopoderosos, pero dentro de nuestras limitaciones podemos dirigir nuestra vida en un sentido u otro.
3. ¿Libertad es capacidad de elegir? Los animales y seres privados de razón también escogen, pero no son libres. (Y no se les encarcela porque no son responsables de sus actos). La libertad requiere elegir inteligentemente. La mejor libertad es la que siempre reconoce y elige el bien, como la mejor inteligencia es la que razona siempre bien alcanzando la verdad.
¿Qué es y cómo crece la libertad?
1. La libertad requiere el uso de la inteligencia y de la voluntad. Es una capacidad propia de los seres inteligentes que eligen empleando su inteligencia y voluntad.
2. La libertad necesita de la verdad. La libertad requiere: del entendimiento (facultad que busca la verdad) y de la voluntad (facultad que busca el bien). Usando ambas el hombre puede determinar dónde está el bien verdadero y escogerlo.
3. Definiciones de libertad. Estas tres definiciones coinciden:
Capacidad de elegir inteligentemente.
Capacidad de realizar acciones deliberadas.
Capacidad de elegir el bien previamente conocido.
4. ¿Puede crecer la libertad? Puede aumentar en el sentido de adquirir mayor facilidad de conocer y escoger el bien. Mejorará a base de realizar buenas elecciones, pues se crea el hábito de optar por el bien.
5. ¿Quiénes ayudan a ser libres? Los que difunden la verdad y ayudan a escoger el bien. Por ejemplo, quien anima a trabajar o a comportarse bien facilita el buen ejercicio de la libertad.
6. ¿Las leyes obstaculizan la libertad? Las leyes correctas favorecen la libertad. La libertad propia se mueve habitualmente en roce y conflicto con otras libertades. Entonces es necesario un ordenamiento que regule las relaciones humanas. Sin esto, imperaría la ley del más fuerte aplastando la libertad de los demás. En este sentido, las leyes son imprescindibles para la libertad humana.
Marina Berrio
Te puede interesar:
– Los adolescentes y el verano: cómo gestionar su ‘libertad’