¿Qué padre no quiere ayudar a su hijo? Cuando se ve a un niño o a un adolescente en problemas el primer impulso es acercarse a brindar todo el apoyo y preguntar si hay algo que puede hacer para mejorar su situación. Pero, ¿qué hacer cuando esta actitud causa el rechazo, cuando se niega este auxilio por parte de los más jóvenes? ¿Hay que respetar su situación?
Este rechazo de apoyo, que se aprecia en especial en adolescentes, es uno de los temas que trata la Fundación Understood y en done se explican las causas de esta negatividad. Entender por qué se produce esta actitud en los jóvenes ayudará a manejar de manera más efectiva la situación y aplicar los límites en el acercamiento cuando sea necesario para respetar sus propias decisiones.
¿A qué se debe el rechazo?
Adolescencia es sinónimo de independencia. Los jóvenes comienzan a ganar autonomía y a querer operar por ellos mismos, se sienten distintos de sus padres. Este es uno de los principales motivos por los que rechazan este apoyo. A esta edad se piensa que el consejo que le brinda un adulto no servirá ya que no entiende su situación, por lo que siempre elegirán, en caso de precisar ayuda, a sus amigos.
Al mismo tiempo, las ganas de autonomía pueden también provocar frustración al ver que sus padres quieren ayudarlos. En lugar de tomárselo como apoyo, los adolescentes pueden tomarse esta actitud como un ataque contra su independencia, desde su punto de vista los jóvenes creen que sus progenitores no confían en su madurez. Esto causa en ellos cierta frustración.
Ambas situaciones suelen desembocar en un conflicto entre padres e hijos adolescentes que puede hacer crecer la tensión. Los padres deben aprender a dejar de discutir cuando más se agudiza la tensión. Hay que saber guiar a los hijos para convertir esta situación en un buen diálogo que permita alcanzar un punto en común.
Hablar y no discutir
En los momentos en los que el adolescente ofrezca síntomas de discutir lo mejor es parar en el intento de que acepte la ayuda y preguntarle qué es lo que le produce rechazo. En este punto lo mejor es preguntarle al hijo por su visión y su plan de futuro y cuál es su plan de actuación, así como los objetivos marcados. De esta forma el joven verá que sus padres respetan su autonomía.
Al mismo tiempo, los padres deben recordarle que pedir ayuda no es de ser débiles, es buena idea ejemplificar a casos de su propio pasado cuando los ahora adultos solicitaron el consejo de sus padres. Si bien los adolescentes pueden elegir, y de hecho así debe ser para ir ganando autonomía, nunca está de más un punto de vista con más experiencia para poder valorar todos los prismas.
En última instancia lo mejor es hacer ver que no se va a imponer el criterio de los padres, sino que este va a ser un consejo más en épocas de incertidumbre. Hacer ver que siempre va a contarse con esta ayuda y que es a él a quien le toca decidir.
Damián Montero
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