En algunos casos, la adolescencia puede ir acompañada de la aparición de conductas agresivas, con casos extremos que pueden suponer episodios de violencia física y verbal contra los progenitores.
Para evitar llegar a estos momentos hay que atajar estos comportamientos desde que aparecen en los adolescentes. Desde el primer atisbo de insulto e incluso mucho antes de llegar a estas edades ya que en muchas ocasiones la agresividad infantil comienza desde que los hijos son mucho más pequeños.
Contra las conductas agresivas: evita reír las gracias
Los comportamientos violentos en ocasiones empiezan desde edades tempranas por culpa de no saber atajar ciertas conductas. Muchas veces los niños contestan dando un puntapié y lanzando un improperio por no conseguir lo que quiere. Ante estas situaciones muchos padres prefieren no hacer nada esperando que este comportamiento cese por sí solo.
El niño aprende que no pasa nada si se comporta de este modo agresivo. Lo recomendable para frenar las conductas agresivas de los adolescentes siempre es responderles haciéndoles ver que no ha gustado nada esta actitud y que si sigue por ahí no logrará lo que quiere. De esta forma se evitará que este comportamiento empeore a medida que los hijos crecen.
Siempre firmes ante las conductas agresivas
Los comportamientos violentos de adolescentes hacia padres a menudo se suelen relacionar con frustración porque se les ha negado algo. Es en esos momentos cuando los hijos recurren a insultos, acusaciones de falta de atención por parte de sus progenitores y al chantaje emocional para conseguir lo que quieren. Muchos adultos ceden en estos casos para evitar que la situación empeore.
Sin embargo es en estas ocasiones cuando más se debe recordar a los adolescentes la autoridad paterna y no ceder ante estos chantajes. Hacerles ver que por mucho que chillen o insulten no van a conseguir nada. Es más, lo único que obtendrán de este comportamiento es un castigo severo. Hay que mantenerse firmes y hacer que abandone esta conducta por otra más enfocada al diálogo y al entendimiento.
Atención a lo que les ocurre a los adolescentes
En otros casos existe la posibilidad de que esta conducta responda a una frustración por parte del adolescente. Que en su centro educativo esté sufriendo algún tipo de conflicto o que esta sea su respuesta a un clima familiar adverso en donde no se sienta cómodo. En estas situaciones lo mejor será hablar tranquilamente con el hijo para conocer sus sentimientos.
Quizás lo que realmente ocurra es que el adolescente haya preferido crear una coraza para evitar que los padres conozcan que son víctimas de un caso de acoso escolar. Para ello recurren al ostracismo emocional y a los malos modos para alejarse de sus progenitores cuando estos tratan de acercarse.
Pero no hay que desistir, hay que tratar de llegar al fondo de este asunto. Si es necesario siempre se le puede preguntar a profesores o a personas del círculo cercano para conocer la situación real del adolescente. De esta forma se le podrá ayudar a salir de ese callejón y además poner fin a esta conducta tan agresiva y que no resulta beneficiosa de ninguna de las maneras.
Damián Montero
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