Durante la adolescencia, los jóvenes experimentan una serie de cambios emocionales y sociales significativos. La presión por pertenecer a un grupo, los conflictos familiares, los retos académicos y la incertidumbre sobre el futuro pueden generar estrés y ansiedad. Por todo esto, la inteligencia emocional se convierte en un recurso que los adolescentes se enfrenten a estos problemas con resiliencia y confianza.
Además, distintas investigaciones han demostrado que los adolescentes con un alto nivel de inteligencia emocional tienden a tener mejores habilidades sociales, mayor autoestima y menos comportamientos de riesgo, como el consumo de drogas y el bullying. También son más propensos a alcanzar el éxito académico y profesional en el futuro.
La adolescencia es un periodo vital clave, en el que formamos nuestra personalidad y experimentamos cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales significativos. Por ello, durante esta etapa es muy importante que el entorno acompañe a los adolescentes y les ayude a desarrollar habilidades para que puedan gestionar sus emociones de manera saludable y constructiva.
Estrategias para fomentar la inteligencia emocional en adolescentes
Para ello, desde el departamento de Orientación de Hasting School recomiendan seguir una serie de prácticas que pueden ayudar en esta tarea.
Educación emocional en el currículo escolar
Integrar programas de educación emocional en los centros educativos puede proporcionar a los adolescentes herramientas prácticas para reconocer y gestionar sus emociones. Estos programas pueden incluir actividades de mindfulness, ejercicios de resolución de conflictos y prácticas de empatía. Para ello, «se pueden poner en práctica ciertas rutinas como un diario de emociones, donde tengan que escribir cómo se sienten ante determinadas situaciones», aseguran los orientadores de Hasting School.
Modelado de conductas emocionalmente inteligentes
Los adultos, ya sean padres, maestros o mentores, desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la inteligencia emocional de los adolescentes. Modelar comportamientos como la expresión adecuada de emociones, la comunicación efectiva y la empatía puede enseñar a los jóvenes cómo interactuar de manera saludable con sus propias emociones y las de los demás.
También «es muy recomendable que tengan integrado en su rutina actividades que le ayuden a relajarse y desconectar. Por ejemplo, pueden practicar algún deporte o asistir a clases de actividades creativas», recomiendan.
Promover la autorreflexión
Animar a los adolescentes a reflexionar sobre sus propias emociones y experiencias puede ayudarles a desarrollar un mayor autoconocimiento y autogestión. Preguntas como «¿Cómo te sientes en este momento?» o «¿Qué puedes hacer para sentirte mejor?» pueden fomentar la autorreflexión y la toma de decisiones de una forma consciente.
Otro aspecto clave es la autoaceptación. «En este periodo es frecuente caer en comparaciones. Por ello, hay que trabajar la aceptación de ellos mismos, tal y como son, será clave para cuidar su bienestar emocional», enfatizan desde Hasting School.
Y añaden que «consideramos fundamental trabajar en la empatía. Tan importante es aceptarse a sí mismos como ser capaces de comprender las emociones de los demás y ser capaces de ponerse en su lugar. Hay dinámicas muy buenas para esto como las actividades de role-playing o discusiones grupales en las que los jóvenes tengan que adoptar un rol completamente diferente a ellos».
Fomentar relaciones de apoyo
Las relaciones positivas y de apoyo son fundamentales para el desarrollo emocional de los adolescentes. Alentar la construcción de relaciones saludables con amigos, familiares y mentores puede proporcionar un entorno seguro donde los jóvenes puedan expresar sus emociones y recibir apoyo emocional.
Este periodo también es clave en la formación de valores y creencias personales. Actualmente, por la influencia de las redes sociales, los jóvenes están expuestos a una gran variedad de influencias que van más allá de la familia y amigos. Es importante que les ayudemos a identificar quiénes son los referentes y modelos positivos para ellos. Los adolescentes aprenden mucho mediante la observación de cómo otros adultos gestionan determinadas situaciones. De este modo, tanto en la familia como en el entorno escolar debemos mostrarles y enseñarles cómo enfrentar los desafíos de manera positiva y constructiva.
Practicar la resiliencia
Los adolescentes van a tener que enfrenetarse inevitablemente a ciertas adversidades en la vida. Enseñarles habilidades de resiliencia, como la capacidad para adaptarse al cambio, aprender de los fracasos y mantener una actitud optimista, les ayudará a superar los obstáculos con mayor fortaleza emocional.
El desarrollo de la inteligencia emocional en la adolescencia es esencial para el bienestar y el éxito a lo largo de la vida. Al proporcionar a los jóvenes las herramientas y habilidades necesarias para reconocer, comprender y gestionar sus emociones, podemos ayudarles a tener más confianza y resiliencia.
Además, al invertir en el desarrollo emocional de los adolescentes, estamos construyendo cimientos sólidos para que su vida sea equilibrada y satisfactoria.
Marina Berrio
Asesoramiento: Departamento de Orientación de Hastings School
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