La adolescencia es una etapa de cambios. Las alteraciones a nivel físico, unidas al sentimiento de querer encajar, y saber quién se es en realidad en este proceso de transición, pueden afectar a la autoestima de los jóvenes. Pero, ¿cómo saber que la confianza que tienen en ellos mismos está siendo lastrada por todos los eventos relacionados con esta edad?
El equipo de Great Schools define una serie de señales y síntomas relacionados con la baja autoestima con el fin de que los padres puedan detectarlos y trabajar en consonancia. No solo se habla de baja confianza a nivel físico, también en relación con los problemas acaecidos en el instituto, como una baja nota, o la falta de integración en un grupo de amigos.
El riesgo de la baja autoestima en adolescentes
Una baja autoestima interfiere directamente en las conductas de los adolescentes. Esto es más evidente en su capacidad de afrontar situaciones de presión. De esta manera, cuando comete un error, en lugar de recurrir a la resiliencia, estos jóvenes se sienten incapaces de seguir adelante y no aprenden de estas situaciones. En otras palabras, se sienten incapaces y bloqueados.
La autoestima es necesaria para aprender conductas apropiadas para afrontar los errores y tener el control de las situaciones, algo que en última instancia conlleva al crecimiento personal. Esto es algo que repercute positivamente como, por ejemplo, afrontar las asignaturas que peor se le dan, o a la hora de encarar retos académicos, o estar más seguro a la hora de decidir un camino.
Señales de una baja autoestima
Estas son las señales que los especialistas indican como propias de una baja autoestima en adolescentes:
– Renunciar ante la más mínima adversidad al no sentirse capaces de encarar las diversas situaciones a las que se enfrentan.
– Evasión. Se relaciona a la conducta. Es decir, los adolescentes prefieren evadir las situaciones que les requiera un reto, antes que un nuevo fracaso.
– Hacerse el gracioso. Muchos adolescentes intentan ocultar su falta de seguridad a través de las payasadas. Así evitan enfrentar la realidad.
– Ser controlador. La falta de autoestima lleva a muchos adolescentes a querer controlarlo todo. Si algo se escapa de sus manos, aparece la sensación de impotencia.
– Ser agresivo. Una baja autoestima hace que los adolescentes se sientan en una constante amenaza y con la necesidad de defenderse.
– Negación. Los adolescentes con baja autoestima pueden recurrir a la negación de sus problemas como una herramienta para manejar el dolor que pudiera ocasionarles reconocer sus inseguridades.
Damián Montero
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