El ser humano es sociable por naturaleza, necesita interactuar con otros semejantes para realizarse completamente. En este sentido, los amigos juegan un papel muy importante ya que este grupo ayuda a que las personas fomenten ciertas habilidades necesarias en su día a día.
Es a partir de la adolescencia en donde se empieza a afianzar estos círculos de amistades, creando unos vínculos fuertes con esos individuos ajenos a la familia, pero con quien se relacionan en el día a día.
Sin embargo, la adolescencia es una etapa dura. Muchos cambios y muchas incertidumbres pueden dar lugar a conflictos entre amigos para los que no se tiene la madurez necesaria para afrontarlos. En este sentido, los padres pueden aconsejar a sus hijos para que no pierdan estos vínculos y puedan seguir desarrollando su lado social junto con este círculo.
Ayudar, no solucionar por ellos
Lo primero que deben entender los padres es que esta es una situación que sus hijos deben afrontar y solucionar para aprender una lección. Al igual que en cualquier examen, una cosa es brindar apoyo, ofrecer consejo y una pequeña guía, pero nunca arreglarlo por ello. Los progenitores deben evitar acciones como llamadas a los otros padres para tratar de arreglar las cosas.
Lo que sí pueden hacer es inculcar valores necesarios para la convivencia en el círculo de amistad, como por ejemplo la empatía. Los adolescentes deben aprender a ponerse en el lugar de la otra persona para poder llegar al fondo del asunto y poner una solución correcta al mismo. Los padres deben hacer ver a sus hijos que puede que no posean la razón al 100% y animarlos a recapacitar sobre lo que han podido hacer para cauar esta situación, y así solucionarlo.
Al mismo tiempo, los padres deben hacer ver a sus hijos que el hecho de que sus amigos no acepten un plan propuesto no quiere decir que esto ponga fin a su amistad. Puede que un adolescente tuviera muchas ganas de ir al cine un día y que su círculo no pudiera hacer planes ese día. Hay que asimilar que las otras personas también tiene sus obligaciones y hay que respetarlas en el día a día.
Las malas amistades
En ocasiones, los conflictos pueden surgir de las malas amistades. Grupos que en realidad no favorecen este carácter social de los adolescentes. Los padres deben enseñar a sus hijos desde pequeños a reconocer a las personas con las que conviene iniciar estas relaciones. Estos son algunos puntos que los jóvenes deben evitar en sus amigos:
– La persona hace que el adolescente se sienta incómodo y constantemente recuerda sus defectos, no con el fin de mejora, sino por la simple burla.
– No ofrece la confianza para expresar libremente las opiniones.
– Muestra alegría por los fracasos y realiza burlas cuando estas suceden.
– No se interesa por cómo va la vida del adolescente, su relación se remite a las quedadas o a algún interés material.
– No guarda los secretos e incluso los desvelan con tal de ser un poco más popular.
– Realiza chantaje emocional con el fin de conseguir sus objetivos.
En cambio, un buen grupo de amigos, se basa en los siguientes aspectos:
– Muestra siempre su apoyo, tanto en las buenas como en las malas.
– Siempre se interesan por las opiniones y sentimientos de los amigos.
– No sólo habla de sus problemas. también escucha y pregunta por la situación de la otra persona.
Damián Montero
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