Se promocionan como una alternativa saludable al tabaco tradicional y para dejar de fumar. Sin embargo pocas evidencias existen sobre la eficacia de los cigarrillos electrónicos a la hora de abandonar tan insalubre hábito. Incluso podrían estar incentivando a que los más jóvenes se enganchen a estos artículos nocivos.
Así lo sugiere un estudio del Centro de Investigación y Educación sobre el Control del Tabaco de la Universidad de California. Este trabajo sugiere que de hecho ver a alguien usar un cigarrillo electrónico incrementa el deseo de fumar tabaco de verdad y puede provocar que los más jóvenes se enganchen a este hábito tan nocivo.
Deseo de fumar
El equipo de esta investigación planteó a 108 fumadores jóvenes dos escenarios distintos. En uno tendrían que ponerse frente a una imagen de una persona fumando tabaco tradicional y otra de un individuo empleando un cigarrillo electrónico. El objetivo era comprobar si en ambos casos se activaba en estos participantes el deseo de fumar.
Efectivamente tal y como habían previsto los investigadores, enfrentarse a ambas imágenes provocaba en estos jóvenes el deseo de fumar. Es decir, el hecho de ver un cigarrillo electrónico hacía que estas personas quisieran consumir tabaco de igual forma. Un resultado que cuestiona la utilidad de estos artículos a la hora de abandonar esta adicción.
Ineficacia del cigarrillo electrónico
También sorprende de los datos de este estudio que más del 80% habían recurrido a los cigarrillos electrónicos por lo menos una vez en su vida y casi el 30% lo había usado durante el último mes. Pese a haber usado este artículo enfocado a abandonar la adicción al tabaco, estos artículos se presentan como ineficaces en esta misión.
Además un estudio realizad en España destaca la prevalencia de personas que nunca fumaron era mayor entre usuarios actuales (28%) de cigarrillo electrónico y entre los experimentadores (25,6%) en comparación con los que lo utilizaron en el pasado, y además estas personas nunca fumadoras pertenecían al grupo de menor edad (18-45 años.
Estas cifras dejan lugar a pocas dudas: los cigarrillos electrónicos, lejos de ayudar a dejar de fumar, están ayudando a que los jóvenes se enganchen a estas sustancias nocivas. Por ellos, forma parte de la responsabilidad de todos enseñar a los niños y adolescentes que se trata de unos productos tan perjudiciales como los cigarrillos convencionales, por lo que su uso no debe pasarse ni por la cabeza.
Damián Montero
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