Las relaciones son todo un mundo en el que se conjugan diversos sentimientos, desde el miedo hasta la alegría y el amor. Sin embargo, algunas de ellas, pueden dar lugar a situaciones que no son del todo benignas. Es el caso de los celos, que están presentes a lo largo de toda la vida, desde edades tempranas (caso de las envidias entre hermanas) hasta la adolescencia, época en la que comienzan las interacciones sociales.
La adolescencia se caracteriza por ser una época en la que tienen lugar diversos cambios que pueden sobrepasar a los jóvenes. Un ejemplo pueden ser los mismos celos, un sentimiento que puede ennegrecer las interacciones sociales. Por ello, los padres no deben eludir su papel de ejemplo para sus hijos. ¿Cómo ayudarles a entender estas situaciones? Desde el Centro de Psicología Betania dan varios consejos.
El origen de los celos
Tal y como indican los profesionales de este centro los celos ya se viven desde la más tierna infancia. Estos se basan en que la persona percibe una posible pérdida, en este caso del cariño que le profesa otra persona y del final de una determinada relación. De esta forma, a lo largo de la vida, se van manifestando de diversas maneras y en momentos muy distintos.
Los celos suelen ser tratados como algo natural ya que es un sentimiento que todos experimentarán a lo largo de la vida. Sin embargo, hay que aprender a gestionar el malestar que generan. Por ello, desde edades tempranas los padres deben enseñar a sus hijos que la persona con la que interactúan no es un objeto personal y de su propiedad. Hay que transmitirle la importancia de respetar sus ideas e intereses.
Por otro lado, hay que enseñar a los hijos a respetar que estas personas no siempre van a aceptar sus propuestas y a compartir sus ideas. En otras palabras, a respetar otros puntos de vista y a conocer lo que significa la convivencia. Al mismo tiempo, también habrá que educar para aceptar la frustración cuando esta aparezca en forma de negativa, en lugar de imponer el criterio propio.
Actitudes a tener en cuenta
¿Cómo darnos cuenta de si nuestro hijo adolescente está experimentando sentimientos celosos? Estos son algunos comportamientos que no deben obviarse:
– Cuestionar las personas con las que se habla. Si se aprecia que los hijos siempre intentan controlar las conversaciones y decirles a las otras personas lo que deben pensar, invadiendo su intimidad, hay que devolver a los adolescentes al mundo real. Hay que enseñarles que a ellos también les gusta que respeten cuando hablan, así que la actitud que deben manifestar debe ser igual.
– Cuestionar el tiempo que se dedica a otras personas. Uno no siempre puede ser el centro de atención ni reclamar, en exclusividad, a sus amigos, o familiares. Aislar a otras personas es una actitud egoísta.
– Saber en todo momento donde se encuentra otra persona. No hay que controlar a las otras personas, habrá situaciones en las que no podemos ser el centro de atención y esto no es malo. De hecho, puede ser un buen momento para dedicarse a otras actividades.
– Cotillear su actividad en redes sociales. El perfil en redes sociales es personal y privado, cada uno tiene que tener la posibilidad de gestionar estas plataformas. Por ello, hay que transmitir a los adolescentes la importancia de la confianza mutua y no dejarse perturbar por pensamientos irracionales.
Damián Montero
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