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Autolesiones en adolescentes: liberando el dolor emocional a través del dolor físico

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La conducta de autolesión representa el 3 por ciento de los motivos de consulta en centros de salud en jóvenes de entre 10 y 19 años. Estas alarmantes cifras van en aumento en los últimos años, estimándose que entre el 15 y 45 por ciento de los adolescentes se realizan autolesiones en algún momento.

¿Qué son las autolesiones?

Las conductas autolesivas son una manera de infringirse daño a sí mismo sin buscar la muerte. Cortarse es la manera más frecuente, el denominado «cutting«, aunque arañarse, quemarse, pincharse o morderse son otras formas en que se presenta esta conducta. Son más frecuentes en adolescentes que en niños, y disminuye su prevalencia en la edad adulta.

Para los padres descubrir estas heridas o daños en el cuerpo de su hijo resulta muy impactante. A menudo, es el detonante para pedir ayuda, pues lógicamente desata la voz de alarma de que algo serio está afectando a su hijo. Y así es. Una autolesión siempre debe ser tomada en serio, y por supuesto consultar con un especialista.

Lo que nos está indicando esta autolesión, en primera instancia, es que el adolescente está sufriendo un fuerte malestar emocional que no sabe cómo gestionar. Nock (2010) se ha dedicado a estudiar en profundidad este tipo de acciones y las ha asociado a personas con un elevado grado de neuroticismo, muy ansiosas, con dificultades para regular sus emociones e inestables emocionalmente. Como ves, está describiendo rasgos característicos de la adolescencia.

Un dato importante que se extrae de sus estudios, es que las personas que han cometido autolesiones tienen un 30% más de posibilidades de suicidarse que el resto, por lo que es un indicador de riesgo.

¿Por qué se autolesiona?

Existen diferentes razones que pueden llevar a un adolescente a lesionarse. El más probable es la necesidad de dar «salida» al sufrimiento emocional a través del dolor físico. Los estudios en neuropsicología nos ayudan a entender esto: se ha demostrado que las mismas áreas del cerebro que se activan con el dolor físico se activan con el dolor emocional (concretamente el córtex prefrontal derecho).

Otras causas por las cuales los adolescentes se autolesionan son las llamadas de atención, pero entendidas como lo que en psicología llamamos «petición de auxilio». Es una manera de hacer ver al entorno lo mal se encuentran y de pedir ayuda.

Por otro lado, está el fenómeno retos virales y el efecto contagio. Los retos virales incitan al adolescente a lesionarse con el objetivo de participar en un reto y demostrar su valentía, temeridad etc. El efecto contagio, por su parte, hace más bien referencia a que el chico ve en redes sociales testimonios, fotos etc. de otros jóvenes que recurren a las autolesiones como forma de liberar el malestar, y deciden hacer lo mismo. Tal vez es algo que no estaba inicialmente en su repertorio conductual, pero lo incorporan al verlo hacer a otros.

¿Quiénes son más vulnerables a autolesionarse?

Las personas con trastornos del estado de ánimo y con trastornos de personalidad como el Trastorno Límite son más proclives a realizar conductas autolesivas. Por otro lado, rasgos como la inestabilidad emocional o la impulsividad también son factores que predisponen.

Por supuesto el abuso de drogas y alcohol puede convertirse en factor precipitante, así como los trastornos de alimentación. La gran mayoría de los casos, en torno al 96 por ciento, son mujeres, y en un 40 por ciento se presentan de manera comórbida con un trastorno de la conducta alimentaria.

Conforme aumenta la edad, en jóvenes y en adultos, la dispersión por sexos se iguala.

¿Cómo experimentan los adolescentes las autolesiones?

Cuando en consulta exploro los motivos por los que se autolesionan, les cuesta explicar lo que sienten o el motivo por el cual se han hecho daño. A menudo identifican pensamientos negativos de tipo intrusivo, obsesivos, que no pueden sacarse de la cabeza. En cuanto a las emociones, prevalecen el enfado, la ira o tristeza y comentan que se vuelven muy intensas y desbordantes justo antes de empezar a autolesionarse.

¿Qué podemos hacer los padres?

Lo más importante es no quitarle importancia. Ser conscientes que es una conducta de riesgo y que nos está avisando, cuánto menos, de que hay malestar emocional u otros.

No podemos olvidar que los estudios indican que las autolesiones son un predictor de pensamientos y conductas suicidas, por lo que es muy importante consultar con un profesional de la salud mental como un psicólogo o psiquiatra experto en clínica infanto juvenil.

No regañar, culpabilizar o entrar en juicios es muy importante. Lo sensato es tratar de ofrecer el amor, cuidados y apoyo que tu hijo necesita en estos momentos, y para eso es muy importante ser empático y comprensivo.

Úrsula Perona. Psicóloga y autora del libro Hijos de alta demanda. Manual para padres (Toromítico)

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