Las discusiones a gritos no resuelven nada. La falta de control emocional en los adolescentes (que no es enteramente culpa suya) necesita de su dominio de la situación. A veces hay que recordar cómo éramos nosotros a los quince años.
Antes o después, todo se estabiliza y se alcanza el equilibrio y los adolescentes vuelven a comportarse de un modo «racional». Mientras tanto, necesitan un guía firme y comprensión cariñosa.
Si consiguen aprender a expresar sus sentimientos de una manera sana y evitar el lado dañino de esas emociones, es decir, si evitan transformarlas en palabras o acciones que dañen a otros, habrán alcanzado una de las importantes tareas de la adolescencia.
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Consejos para tratar con adolescentes rebeldes
1. Para no perder la perspectiva, puede servirnos esta comparación: hemos de demostrar, ante su mal genio injustificado, la paciencia y el cariño que pondríamos al tratar a una persona mayor excéntrica y despistada a la que quisiéramos de verdad.
2. Si sabemos que ciertos temas pueden convertirse en motivo de conflicto, tendremos que ser especialmente prudentes y pícaros para no provocarlos. No importa dejar pasar por alto detalles pequeños (un gesto, una contestación no del todo afortunada) porque no hay que perder fuerzas en «batallas» menores.
3. Los adolescentes son expertos en discutir por discutir. Hemos de intentar no caer en la trampa de las discusiones hasta el infinito por memeces; ellos se agarrarán a un clavo ardiendo defendiendo sus intereses.
4. Hay que procurar que salgan de sí mismos y que no den tanta importancia a sus problemas y sus cabreos, sino que se preocupen de sus amigos. No pueden ser indiferentes, por ejemplo, al sufrimiento de un amigo y quizá deba irle a visitar a menudo.
5. No pensemos que nosotros siempre tenemos razón. Al contrario, hemos de tener claro que a veces (o muchas veces) los hijos pueden tener razón en sus enfados o en sus estallidos de mal genio. No nos aferremos nosotros a nuestra postura si es equivocada. Si sabemos reconocer que nos hemos equivocado estaremos proporcionando un ejemplo a los adolescentes de muchos quilates. Exigir y negociar con los hijos adolescentes es un arte.
6. En medio de un enfado o una conversación airada no es el mejor momento para poner castigos, ni dar sermones. Tendremos que dejarlo para cuando nos encontramos más sosegados.
Ricardo Regidor
Asesoramiento: James B. Stenson. Fundador y director de Northridge Preparatory School de Chicago (EE.UU.) y Consultor de la Comisión Nacional para el apoyo de las Humanidades en Washington D.C.
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