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Adolescentes en casa: lo bueno del confinamiento

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Todos estamos sufriendo las consecuencias psicológicas por la situación generada por la pandemia del COVID-19, pero si hay un grupo de edad especialmente sensible a este contexto inédito en nuestra sociedad son los adolescentes, una etapa vital ya de por sí complicada.

Los adolescentes representan el grupo de edad que más vnculado está a los amigos. Sus relaciones sociales son el eje en torno al cual gira la vida de los adolescentes, y el confinamiento por el coronavirus les ha arrebatado la posibilidad de salir, de quedar, de ir a fiestas, de ir a clase, de hacer deporte… y en cambio les ha dado todo el tiempo del mundo para meter de lleno la cabeza en sus pantallas y dispositivos, para cambiar el cara a cara por las redes sociales. 

El psicólogo Ángel Peralbo, que recientemente ha publicado el libro Adolescentes. Tu hijo no es tu enemigo, afirma que «aunque en los momentos iniciales el confinamiento se ha vivido con frustración, la convivencia obligada de padres con hijos adolescentes, está generando efectos positivos».

La capacidad de adaptación de los adolescentes

Quizás sea por ese giro hacia las redes sociales o porque están demostrando una gran capacidad de adaptación, pero «una de las características que me estoy encontrando a medida que pasan los días es que fluctúa esa sensación de asfixia por no poder salir con sus amigos. De alguna manera, va transformándose positivamente. Si en los primeros momentos de desconcierto, los adolescentes bajo ningún concepto toleraban la idea de quedarse forzosamente en casa, ahora han descubierto que se debe, y se puede estar en casa a gusto», explica el psicólogo Ángel Peralbo.

Si duda, para muchos adolescentes, esta situación va a suponer un antes y un después en su vida familia. «Han redescubierto las redes sociales como recursos anti aislamiento, se han dado cuenta de que hay puntos de unión en la familia que pueden permitir establecer esa conexión que posiblemente se había perdido. Por eso, creo que es un momento vital para aprovechar. No todo van a ser consecuencias negativas, aunque haya tensiones, desajustes de horarios, etc., también surgen oportunidades para mejorar ese espacio, para poder establecer una buena relación con la familia. La convivencia forzosa va a permitir que seamos más ingeniosos a la hora de solucionar conflictos que en otras circunstancias no se resolverían», dice el psicólogo, docente y escritor.

Adolescentes solidarios y responsables

«Supuestamente, la adolescencia está caracterizada por la distorsionada percepción del tiempo, la mala tolerancia a la frustración o la falta de empatía», continúa el director del área de Adolescentes y Jóvenes del Centro de Psicología Álava Reyes. «Pero ahora estamos descubriendo que no es para tanto. Los chicos se han visto forzados a encontrar calma interior y también a empatizar con las personas más cercanas, y con las que están lejos (los amigos, los familiares, los sanitarios…). Les hemos permitido pequeñas dosis de distracción para que no se atasquen en las sensaciones negativas asociadas al confinamiento».

Por su parte, los padres están viviendo una situación en la tienen que gestionar sus propios miedos e inseguridades, junto al rol de cuidadores. «Les recomiendo encarecidamente la búsqueda de equilibrio entre las normas y el vínculo afectivo. Tienen numerosas microportunidades a lo largo del día para conseguirlo. Uno de mis consejos es hacer un contrato de conducta, que funciona muy bien para que los adolescentes se sientan como adultos. En ese acuerdo hay que reflejar el nivel implicación requerido en estas circunstancias: hay que precisar al máximo, para que no quede ambiguo, lo que necesitamos de ellos en casa para que las cosas funcionen. Y esto ayuda a que los padres no tengan que estar pendientes de todo y que los hijos se sientan más independientes», asegura Ángel Peralbo.

En definitiva, cuando los adolescentes se encuentran a sí mismos, reconocen consecuencias positivas en estas circunstancias. «Los padres tienen que manejar sus miedos y buscar el equilibrio con sus hijos, flexibilizar algunas normas, consensuar, hacer equipo. Las claves para que todos lo pasemos lo mejor posible son encontrar nuestros límites y superarlos. Solo en condiciones adversas como estas descubrimos cosas buenas», concluye.

Marina Berrio
Asesoramiento: Ángel Peralbo, psicólogo y autor del libro Adolescentes. Tu hijo no es tu enemigo.

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