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8 respuestas a 8 preguntas comprometidas de los adolescentes

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No hay hijo que no ponga contra las cuerdas a sus padres con preguntas incómodas que abordan temas peliagudos: sexo, drogas, salidas nocturnas, modo de vestir… Es frecuente no saber qué contestar y optar por escurrir el bulto de la mejor manera posible.

Un buen truco para afrontar mejor la «estimulante» etapa de la adolescencia es hablar con otros padres y madres que ya la han pasado… y mejor si es con éxito. Posiblemente ellos también preguntaron a otros «expertos progenitores» para errar lo menos posible en esta época crucial del desarrollo.

8 posibles respuestas a 8 preguntas típicas de los adolescentes

A continuación, rescatamos 8 preguntas típicas, con varias respuestas con el objetivo de que cada familia escoja la que mejor se adapte a su estilo.

1. ¿Por qué tengo que ayudar en casa, mi obligación es estudiar?

– En esta casa vivimos todos y todos tenemos que colaborar para sacarla adelante, cada uno dentro de sus posibilidades. Nosotros también trabajamos y procuramos que la casa esté en orden para estar a gusto. ¿y si dejamos de comprar aquello que sabemos que te gusta? Cuando lo eches en falta te diremos: ¡Ah! Es que nuestra obligación es trabajar en la oficina, entonces ¿por qué tenemos que ocuparnos de que siempre haya de tus cereales preferidos para el desayuno?

Ayudar en casa

– Las obligaciones no son excluyentes. No tienes sólo una obligación, tienes varias. Una de ellas es cooperar en la casa en la que vives.

– Aunque es cierto que estudiar a largo plazo favorece a la sociedad en la que vives, la obligación de estudiar te favorece directamente sólo a ti, pero para un desarrollo integral de la personalidad hay que aprender a convivir. El espíritu de servicio es gratis y mejora sobre todo a la persona servicial. No lo podemos exigir de nadie. Tú tampoco.

– Porque nos queremos y los que se quieren piensan en los demás, sin hacer cálculos de quién hace más. Estudiar es una de tus obligaciones, pero no es la única. Somos una familia y nuestra primera obligación es querernos. Hoy que tienes un examen, tu hermana te hará el encargo y mañana se lo haces tú con agradecimiento. El poder ayudarnos entre nosotros sin que nadie pase factura es un regalo que nos hace felices, una maravilla que sólo se da en familia.

2. ¿Por qué no puedo salir con mis amigos cuando quiero sol@? Ya soy mayor. Soy el únic@ que no sale por las noches. ¿Qué pasa que sea una chica?

Salir sola

– Hay cosas que no son malas en sí y salir sol@ no lo es cuando se tiene edad apropiada para hacerlo. Tú tienes la suerte de tener unos padres que se preocupan por ti y que no tienen problemas de llevarte y traerte cuando haga falta, hasta que tengas edad para hacerlo sol@.

– Yo confío plenamente en ti, en tu responsabilidad y en tu madurez, pero desconfío totalmente del ambiente que hay en la calle a partir de una cierta hora y no quisiera que te pasara como a tantos casos que oímos en las noticias. Lo que hagan otros padres para nosotros no es ninguna referencia. Cada familia tiene su estilo y convicciones.

– Mira… cada cosa en su momento; ya tendrás tiempo y siempre con medida. Empezar un poco más tarde te permite estar más preparado para responder acertadamente a las situaciones que te encuentres, que no todas serán buenas.

– Por ser chica: no puedes hacer lo que hacía tu hermano a esta edad porque una chica está más desprotegida, esa es la única razón por la que te llevo a ti y tus amigas, y te recojo más tarde.

3. ¿Por qué no puedo ir a esa fiesta? A todos les dejan menos a mí.

Fiesta, quiero ir

– Ah… ¿sí?… ¿Quiénes son «todos»? Dímelo que voy a llamar a sus padres a ver qué me dicen.

– Depende de dónde sea la fiesta, de quién la organice, hasta qué hora; si va a haber padres pendientes o no. Lo que no se puede es ir a la aventura porque puedes acabar pasando un mal rato. Si te dejamos será siempre acompañado de tu grupo de amigos, que piensan como tú, los que son de tu estilo, porque os protegéis entre vosotros y os podéis marchar antes si hiciera falta.

4. ¿Por qué no puedo conectarme todos los días?

No puedo conectarme todos los días

– Vale, no te prohíbo conectarte todos los días. Pero primero piensa y me contestas a las siguientes preguntas: ¿a qué hora y en qué momento del día te quieres conectar?; ¿te conectarás después de haber hecho qué cosas?; ¿qué es lo que te pierdes por estar conectado y qué ganas?

– Todo es cuestión de moderación. Si eres capaz de conectarte sólo 10 minutos para comentar algún tema rápido, o contactar con alguien, adelante; pero si demuestras que no tienes la madurez suficiente para ponerte tú mismo un límite, nosotros como responsables de tu educación tendremos que hacerlo por ti. Sería una pena y esperamos que no tenga que ocurrir.

– Porque crea dependencia, como todo acto repetido y es una pérdida de tiempo.

5. ¿Qué daño puede hacerme un porrito?

Daño probar un porrito

– Un porro no hace ningún daño. Uno. El problema es que cómo te guste la experiencia… te juegas la vida. Es como si tu madre o yo un día probásemos irnos de casa a dormir en un hotel donde nos dan todo hecho, para ver si nos gusta vivir así. Cómo nos guste, apañado estás. Por eso las personas sensatas no probamos cierto tipo de experiencias. 

¿Qué daño te hace no fumártelo? Un porrito, ninguno, incluso puede hacerte mucho bien si te sirve para aborrecerlo de por vida… Pero, ¿serás capaz de probar sólo una calada de por vida?

– Un porrito ningún daño, a lo sumo coges un colocón, como un pitillo. Dos porritos algo más. Un porrito o cinco cada finde llevan al porrito diario y acabas convertido en un adicto al porrito, que además de los daños físicos ya muy contrastados, en la libido entre otros, te convierten en una persona sin voluntad. 

– Porque afecta a la memoria y a los estudios de forma directa, y porque empezar por uno es el camino de los siguientes. Porque es la vía fácil, si lo fumas porque tienes problemas y nunca es la solución. Todo lo contrario, será el principio de muchos más problemas.

6. ¿Por qué no puedo llevar cascos cuando quiera?

Llevar cascos

– Está demostrado en estudios científicos, y te puedo buscar uno si lo dudas, que los cascos usados de forma habitual producen una importante pérdida de audición a medio y largo plazo. ¿Quieres llevar audífonos con 40 ó 50 años? Como en todo es cuestión de moderación: usarlos poco, con música a poco volumen y siempre los que tapen toda la oreja, nunca los de “pinganillo”.

– Porque es de mala educación y crea el hábito de desconectar hasta en clase cuando el profesor habla.

– Justo ahora, en plena adolescencia en que los cambios que estás teniendo te hacen estar más disperso, con menos capacidad de concentración, con los sentimientos y emociones a flor de piel si te dejo usar los cascos a todas horas te vas a evadir todavía más, te va a resultar mucho más difícil hacer lo que debes, concentrarte en los estudios, tener autodominio en tu imaginación, controlar tus sentimientos desbordantes.

– De alguna manera los cascos te aíslan de los demás y te meten a ti solo en tu mundo interior. Precisamente esta etapa es la de los grandes ideales, sueños y proyectos, en la que haces tuyo lo que has recibido hasta ahora, y crece tu intimidad, tu interioridad para darte a los demás. Conviene elegir aquello que nos ayuda y no lo que nos pone en más dificultades.

– En muchos casos, tanto la música como la letra de las canciones son muy sensuales, provocativas. Nos metemos el enemigo por los oídos y “aislados” sin dejar que lo que nos rodea nos ayude, porque nadie se da cuenta.

– El uso de los cascos por la calle te hace ir más distraído pero, sobre todo, te impide pensar, reflexionar, organizarte o planificar lo que tienes que hacer a continuación; crecer en vida interior en el amplio sentido de la palabra. Son momentos en los que al no estar con la cabeza centrada en el trabajo, se pueden aprovechar para todo lo anterior.

– Es verdad que los cascos acompañan cuando se hace footing, pero recuerda que anulas el sentido del oído para apercibirte de un coche en marcha que va por detrás de ti, o fuera de tu ángulo de visión, o para escuchar una sirena, o simplemente para darte cuenta de que a alguien que se dirige a ti.

7. ¿Por qué no puedo hacerme un tatuaje o ponerme un piercing?  

Quiero un piercing

– Realmente me gustan, no te lo prohíbo. Pero lo que no me gustan son las horteradas y las exageraciones. Así que, antes de decidirte, dime dónde irá el piercing o qué tamaño y dibujo será el del tatuaje. Entonces hablamos.

– Los piercings en según qué lugares del cuerpo tienen un morbo sexual. El motivo de no ponerse uno en la lengua, por ejemplo, es el mismo de por qué no podemos estar continuamente excitándonos sexualmente. La sobreexcitación no es buena, ni para el verdadero amor ni para el normal funcionamiento del cerebro.

– El envejecimiento llega y un agujero en la nariz a los cuarenta es un boquete; y, a los cuarenta y cinco una tercera fosa nasal por la que se te caen los mocos. Por lo tanto, en unos años tendrás que repararlo con cirugía estética.

8. ¿Por qué no puedo ponerme a dieta? ¿Por qué tengo que comer lo que no me gusta?

Dieta, hay que comer de todo

– Dieta: porque se necesita la ayuda médica para valorar y equilibrar una dieta y no caer en un trastorno alimentario. Pero te llevaré al médico y te ayudaré, harás más ejercicio y comeremos más sano.

– Comer de todo: porque la vida es como la alimentación, está llena de platos que no te gustan. Porque forja tu voluntad con ese pequeño sacrificio y superación.  

– Dieta: porque estás en un momento clave de tu desarrollo, si lo trastocas con una mala alimentación tu metabolismo puede cambiar de forma irreversible. Si te preocupa tu peso sólo un endocrino puede ayudarnos.

– Comer de todo: si sólo comes lo que te gusta eliminas muchos nutrientes imprescindibles para una dieta completa, que influyen directamente en tu estado de salud y en tu desarrollo físico e intelectual. Además, las personas que se quejan constantemente o que sólo funcionan por el «me apetece» resultan muy poco atractivas a los demás. 

Ana Aznar

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