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Adolescencia y adopción: las dudas propias de la edad

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Las dudas propias de la edad adolecente cuando son hijos adoptados

Las dudas propias de la edad adolecente: cuando son hijos adoptados – ISTOCK

Los niños adoptados tienen que saber siempre que lo son, incluso antes de poder entenderlo en su totalidad, deben saberlo desde que comienzan a preguntar sobre su origen. Así, al llegar a la adolescencia no tendrán que enfrentarse con miedos ni tabúes, sino que vivirán una transición natural.

A partir de los siete años, los chicos y chicas son más conscientes y comienzan a entender el mundo que les rodea de una manera más real. Por ejemplo, pueden pensar en que si antes hubo unos padres que les dejaron, «¿me dejarán estos alguna vez?».

Es el mismo proceso lógico que siguen al deducir que no existen los Reyes Magos. En estos casos, si se les ha hablado desde el principio de una manera clara sobre la adopción tendrán muy claro quiénes son sus padres: los que le cuidan y le quieren. Y les quieren tal y como son y jamás les abandonarán. Así, aunque se hagan estas preguntas les será más fácil encontrar respuestas.

Dudas al llegar a la preadolescencia

Al llegar a la preadolescencia, con la crisis de inseguridad y de imagen de esta época, las preguntas pueden girar alrededor de temas como: «¿Me pareceré a mi madre biológica? ¿Sonreiré igual que ella? ¿Seré igual de alta?».

No hay que centrarse en el abandono, sino que es importante que sepa que fue elegido, es decir, deseado por las personas que lo adoptaron, sus padres. Es importante recalcar que los otros, los biológicos, eran buenas personas pero que, por unas determinadas causas, no pudieron hacerse cargo de él y decidieron dejarle en adopción. Hay que romper la asociación entre adopción y abandono.

De hecho, hay que comprender que con todas las facilidades que existen en cualquier parte del mundo para no llevar a término un embarazo, el valor y generosidad de sus padres biológicos tiene bastante fuerza.

Existen historias conmovedoras y, muchas veces, estos niños son doblemente queridos, aunque sus padres no tienen posibilidad física de mantenerlos. Esas personas les dieron la vida y después, cuando por las razones que fueran no pudieron seguir cuidándole, decidieron que otra familia (papá y mamá) lo hicieran.

Los enfados habituales de los adolescentes

Todos los hijos se enfadan alguna vez con sus padres, y los adoptados no son una excepción. Por ello, los padres adoptivos deben estar preparados para escuchar frases como «no me queréis». En estos casos no deben olvidar que están hablando con un niño enfadado que, a pesar de haber pronunciado esas palabras, seguramente se siente muy cerca de ellos y les considera sus verdaderos padres.

En las familias en las que los padres se sienten seguros y no tienen problemas sobre su propia autoridad, este comentario no pasará de ser, tan solo una dolorosa frase que a los pocos minutos se olvidará. Sin olvidar que este tipo de comentarios también los pronuncian, en algún momento de su vida, los hijos naturales.

Consejos para crecer en familia con hijo adoptado

1. La verdad desde el principio. Tratar de esconder durante toda su vida la verdad al niño es prácticamente imposible, además siempre tendrán sospechas: conversación captada por casualidad, lo que le dice un primo, etc. y esto le puede causar mucho daño si sus padres no le han dado información. Explicar que es adoptado/a desde el principio es lo más aconsejable.

2. Sentimientos de amor. Si los padres tienen una buena relación y el niño crece en un ambiente de amor, simpatía y estabilidad, se sentirá seguro y feliz, sin importarle el hecho de que sus padres no lo sean biológicamente.

3. Siempre a su lado. El hecho de no haber concebido y gestado a su hijo no disminuye los derechos y deberes de los padres adoptivos a ser verdaderos padres, ni pueden sentirse acomplejados frente a los biológicos que no han querido o no han podido hacerse cargo.

4. Proceso educativo. Hay que informarle de su adopción y de sus orígenes, como algo que forma parte de su proceso educativo. Según vaya creciendo, les irá pidiendo detalles sobre su adopción y sus padres biológicos. En el caso de los niños extranjeros, la historia de sus orígenes es algo que les apasionará.

5. Respuesta a sus preguntas. La información es un proceso, nunca dar más de la que el niño demanda… ni menos.

Según van creciendo, algunos chicos pueden llegar a autoculpabilizarse del abandono que han sufrido y se plantean si no volverán a dejarle. Si le hemos rodeado de cariño y seguridad se trata de dudas propias de la edad que, por vía del ejemplo y de detalles prácticos, quedarán superadas.

Ricardo Regidor
Asesoramiento: Esther Herranz, psicóloga de ACI (Asociación para el Cuidado de la Infancia)

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