La información es poder. Y, ocultar los riesgos, no hacen que estos desaparezcan. Es normal que los padres crean que ciertos temas no pueden ser entendidos por sus hijos al no contar con la madurez adecuada. Pero es necesario que se traten de igual manera, y así evitar problemas a largo plazo. En especial si se está en una época como es la adolescencia.
Alcohol, drogas, y otras muchas adicciones giran en torno a los hijos. Desde el Hospital Sant Joan de Déu se invita a hablar de estos temas, aunque los padres no se sientan cómodos. Si bien es habitual tener duda sobre el momento y el enfoque que hay que dar, no hay que eludir estas charlas ya que, si se cuenta con el conocimiento previo sobre lo que puede pasar, pueden alejarse ciertas situaciones.
Mitos sobre las charlas sobre adicciones
Los padres pueden tener ciertas reticencias sobre las charlas sobre adicciones debido a muchos mitos. Estas son algunas falsas creencias:
– Hablar sobre drogas y alcohol no harán que los hijos las consuman. Si se ofrece el enfoque adecuado, contarán con información. Ocultarlas solo hará que se sientan confusos cuando se expongan a ellas.
– Los adolescentes son niños. Los adolescentes ya no son aquellos niños que respetan la figura de autoridad. En estos años la rebeldía es una nota común y, si ven alguna actitud incoherente por parte de sus padres, puede que se sientan traicionados y sientan el impulso de romper con la misma regla que sus padres.
Cómo tratar las adicciones en cada edad
La madurez de los hijos cambia desde la infancia hasta la adolescencia, es importante saber tratar estos temas en función del momento en el que se encuentren:
– De los 0 a 7 años. Hay que normalizar el hablar sobre cualquier tema en casa, y responder con sinceridad ante las dudas y curiosidades que vayan apareciendo de manera clara y adecuada a la edad. En esta etapa es adecuado enseñar a decir NO cuando les ofrecen o proponen algo que no les conviene o no quieren.
También hay que dejar claro que estas actitudes son malas, incluso cuando puedan parecer divertidas al realizarse por algunos de sus personajes preferidas.
– De los 7 a los 12 años. En esta edad es fundamental crear un clima adecuado en casa de comunicación para preparar el terreno de cara a la llegada de la adolescencia y, además, sabrán que se les escuchará cuando tengan una duda.
– A partir de los 12 años. En estas edades es probable que conozcan a personas de su edad que consuman alcohol, o tabaco. No hay que dejar que normalicen el uso de estas sustancias, pensando que «todo el mundo lo hace» y minimizando los riesgos del consumo.
Hay que conseguir que sean más conscientes de los efectos de estas sustancias. Por otro lado, hay que predicar con el ejemplo y nunca mostrar el consumo de alcohol y tabaco como algo divertido y tentador. No hay que olvidar que los adolescentes piensan que tienen la misma madurez que un adulto y que quieran imitar sus acciones.
Damián Montero
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