Las nuevas tecnologías se han convertido en un miembro más de los hogares. Pocas familias se salvan de la presencia de ordenadores, smartphones, tablets o videoconsolas. Herramientas que pueden ofrecer tanto una ventana de información en tiempo real, como un medio de comunicación con personas que viven en el otro extremo del mundo, así como instrumentos de ocio.
Sin embargo, si bien su uso puede traer grandes beneficios, de su mala utilización surgen distintos problemas. No son pocos los jóvenes que presentan una dependencia de estas pantallas, y muchos otros que muestran los síntomas propios de esta adicción. En concreto, un 23% de los jóvenes de este país están en peligro de terminar desarrollando estas conductas tan peligrosas.
Aumento del acceso
Si hace unas décadas el acceso a internet era algo propio de unos pocos usuarios, con el pasar del tiempo tanto los portales de acceso como la misma red se han ido extendiendo. Los datos ofrecidos en 2017 por el Observatorio Nacional de las telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, ONTSI, indican que el 94,2% de los hogares con presencia de niños dispone de ordenador, el 77,6% de tablets y el 95,6% cuenta acceso a internet en la vivienda.
Estos datos también revelan que siete de cada diez niños de 10 a 15 años disponen de teléfono móvil y más del 90% han usado Internet en los últimos 3 meses. En cuanto al smartphone existe una clara diferencia en lo que a edad se refiere. El 90% de los menores de 13 a 15 años tienen uno de estos terminales frente al 48% de los de 10 a 12 años.
¿Y cómo ha afectado la presencia de estas tecnologías al día a día de los jóvenes? En el estudio Conductas Adictivas a Internet se aprecia cómo parte de este sector de la población ha desarrollado cierta dependencia hacia estas tecnologías. En Europa, las conductas adictivas las presentan el 1,2% de los adolescentes y el 12,7% están en riesgo de padecerla. En España, estos valores son superiores llegando al 1,5% y 21,3%, respectivamente.
Recomendaciones de los pediatras
Ante esta situación, se hace evidente la necesidad de que los pediatras asuman un papel decisivo a la hora de potenciar un uso racional de las pantallas entre los menores, ya desde los primeros años de la vida, y detectar riesgos y posibles daños provocados por una indebida utilización. Estos son algunos consejos que pueden aplicar tanto los especialistas como los expertos:
– Hasta los 18 meses, evitar la exposición a las pantallas.
– De 18 a 24 meses, iniciar el visionado de programas de calidad en compañía de los padres.
– De 2 a 5 años, visión de contenidos de calidad, acompañados de los padres y máximo una hora diaria.
– Desde los 6 años se debe buscar el equilibrio entre el uso de pantallas y otras actividades propias de sus edades.
– Se deben evitar las pantallas durante las comidas, horas de estudio y antes de dormir.
– Se debe evitar la existencia de dispositivos en el dormitorio y asegurar que el menor practique suficiente ejercicio físico y tenga las horas necesarias de descanso nocturno.
Damián Montero
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