El aumento de las presiones académicas, los desafíos sociales, la pandemia y los cambios hormonales de la adolescencia, pueden desencadenar una depresión en la adolescencia, una patología que aproximadamente padecen uno de cada cinco adolescentes.
La depresión es mucho más común en los adolescentes de lo que pensamos y padecerla no es un signo de debilidad o un defecto de carácter. Aunque puede parecer que la nube negra de la depresión nunca se disipará, hay muchas cosas que podemos hacer para ayudar a los adolescentes a lidiar con los síntomas, recuperar el equilibrio y sentirse más positivo, enérgico y esperanzado nuevamente.
¿Qué es la depresión adolescente?
Los años de la adolescencia pueden ser muy duros y es perfectamente normal sentirse triste o irritable de vez en cuando, pero la depresión en esta etapa es mucho más que sentirse temporalmente triste o deprimido. La depresión adolescente es un trastorno del estado de ánimo grave y debilitante que puede cambiar la forma en que piensa, siente y funciona en la vida diaria, quien la padece, causando problemas en el hogar, la escuela y en la vida social.
Signos que pueden encender la alarma de la depresión
Puede ser difícil expresar con palabras exactamente cómo se siente la depresión, y no todos la experimentamos de la misma manera. Para algunos adolescentes, la depresión se caracteriza por sentimientos de desolación y desesperación. Para otros, es una ira o agitación persistentes, o simplemente una abrumadora sensación de «vacío». Independientemente de cómo te afecte la depresión, existen algunos signos comunes:
– Se siente constantemente irritable, triste o enfadado.
– Ya nada le parece divertido, incluso lo que más le gustaba
– Duerme demasiado o no lo suficiente.
– Tiene dolores de cabeza frecuentes
– Extremadamente sensible a las críticas.
– Tiene problemas para concentrarse, pensar con claridad o recordar cosas.
– Se siente impotente y sin esperanza.
– Esta pensando en la muerte o el suicidio.
– Baja autoestima
– Adicción al móvil
Cómo ayudar a un adolescente deprimido
Abre un diálogo haciéndole saber a tu hijo qué has notado diferente en él y por qué te preocupan. Estar dispuestos a escuchar, de verdad, como padres es el primer paso para comunicarnos de forma efectiva. Evita hacer muchas preguntas (a la mayoría de los adolescentes no les gusta sentirse interrogados), pero déjale en claro que estás listo y dispuesto a brindarle el apoyo que él necesite:
Enfócate en escuchar, no en dar lecciones. Resiste cualquier impulso de criticar o juzgar una vez que tu hijo comience a hablar. Lo importante es que él se esté comunicando. Harás el mayor bien simplemente haciéndole saber que estás ahí para él, total e incondicionalmente.
Sé amable pero persistente. No te rindas si te excluye o ignora al principio. Aunque quieran hablar, pueden tener dificultades para expresar lo que sienten. Enfatiza tu preocupación y disposición para escuchar.Reconoce sus sentimientos. No trates de convencerlo de que no se deprima. El simple hecho de reconocer el dolor y la tristeza que está experimentando puede contribuir en gran medida a que se sienta comprendido y apoyado.
Confía en tu instinto. Si tu instinto te dice que no estás comunicándote con tu hijo. Considera recurrir a un tercero de confianza: un consejero escolar, su maestro o un profesional de la salud. Lo importante es conseguir que hable con alguien.
Fomenta la conexión social. Los adolescentes deprimidos tienden a alejarse de sus amigos y de las actividades que solían disfrutar. Pero el aislamiento solo empeora la depresión, así que debemos hacer lo que esté en nuestras manos para ayudarle a reconectarse.
Trata de reducir el uso de las redes sociales. Recuérdale que las redes sociales no son un sustituto ideal para las interacciones cara a cara. Anímalo a apagar su móvil, o al menos deshabilitar las notificaciones, cuando socialicen en persona o se concentren en el estudio.Involucralo en el deporte. Sugiere actividades, como deportes o una clase de arte, baile o música, que aproveche sus intereses y talentos. Puede carecer de motivación e interés al principio, a medida que vuelve a relacionarse con el mundo, debería comenzar a sentirse mejor y recuperar su entusiasmo.
Fomenta el voluntariado. Hacer cosas por los demás es un poderoso antidepresivo y estimulante de la autoestima. Ayuda al sentido de propósito. Además si te ofreces como voluntario con ellos, también puede ser una buena experiencia de vinculación familiar.Sé abierto con la familia. No pases de puntillas por el tema de la depresión en un intento de «proteger». Los niños saben cuando algo anda mal. Cuando se les deja en la oscuridad, su imaginación a menudo salta a conclusiones mucho peores. Sé abierto sobre lo que está pasando e invita a tus hijos a hacer preguntas y compartir sus sentimientos.
Recuerda a los hermanos. La depresión en un niño puede causar estrés o ansiedad en otros miembros de la familia. Los hermanos pueden necesitar atención individual especial o ayuda profesional propia para manejar sus sentimientos sobre la situación.
Evita el juego de la culpa. Puede ser fácil culparse a sí mismo o a otro miembro de la familia por la depresión de tu hijo, pero solo se suma a una situación que ya es estresante.
Afortunadamente, el amor, orientación y apoyo pueden contribuir en gran medida a ayudar al adolescente a superar la depresión y poder seguir adelante con resiliencia.
Gabriela García González Educadora y experta en desarrollo personal integral para mujeres y niñosAutora de El poder de tu resiliencia y La mejor coach para tus hijos ¡eres tú! Grandiosasconpower.com
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