Ir de compras puede resultar abrumador para cualquier adulto, pero cuando se trata de acompañar a un adolescente, lo que parece ser una simple salida en busca de ropa nueva se transforma en una experiencia intensa llena de decisiones complejas, cambios de humor y, a veces, pequeñas crisis existenciales.
Para los adultos que se enfrentan a esta experiencia, es importante comprender que ir de compras con adolescentes no es solo una cuestión de adquirir prendas, sino también de acompañarles en un proceso de expresión personal. Los jóvenes ven en la moda una forma de definirse, de pertenecer a un grupo y de experimentar con su identidad.
Un día de compras puede ser mucho más que ir de tiendas; es una oportunidad para comprender mejor a la persona en crecimiento que tienes a tu lado. Entender esto es crucial para que la experiencia sea lo más llevadera posible para ambas partes. Por ejemplo, si la idea es buscar faldas que se adapten a su estilo, visitar tiendas que ofrezcan una amplia variedad de opciones, como Inside, puede ser una buena decisión.
Elige el momento adecuado para ir de compras
La planificación es clave. Pasar una jornada de compras con un adolescente cuando ambos están cansados o bajo presión no es recomendable. Los adolescentes suelen ser más receptivos y pacientes cuando no sienten que el tiempo es un enemigo. Así que, lo mejor es elegir un día tranquilo, preferiblemente durante el fin de semana o en vacaciones, cuando el estrés de las obligaciones diarias es menor. Además, salir a primera hora de la mañana puede ser una ventaja, ya que las tiendas están menos concurridas y hay más disponibilidad de tallas y productos. De esta manera, tanto el adulto como el adolescente podrán disfrutar de una experiencia más relajada.
Establece límites desde el principio
Es esencial establecer expectativas claras antes de salir de casa. Desde el presupuesto disponible hasta las tiendas que vais a visitar, pasando por el tiempo que pasaréis en cada tienda. Esto no solo ayuda a evitar malentendidos, sino que también permite que el adolescente entienda que existen ciertos límites. Aunque la moda es una forma de expresión, también es importante enseñarles que hay que ser responsable con las compras. Dejar claro que no se trata de comprar por comprar, sino de elegir con criterio, es una lección valiosa que les servirá en el futuro.
Sé paciente y escucha
Uno de los mayores errores que puede cometer un adulto durante un día de compras con un adolescente es intentar imponer su propio criterio. Aunque la experiencia y el sentido común de los mayores son muy válidos, los jóvenes necesitan sentir que su opinión cuenta. Permitir que tomen sus propias decisiones, dentro de los límites acordados, es fundamental. Escucharles, comprender sus preferencias y apoyarles en sus elecciones les ayudará a sentirse más seguros y a confiar en su propio juicio. Además, esta actitud fomenta un ambiente de cooperación en lugar de confrontación, lo que facilita que el día transcurra de manera más armoniosa.
Aprovecha los descansos
Un día de compras puede ser agotador, tanto física como mentalmente. Por eso, es importante programar descansos regulares. Aprovechar estos momentos para tomar algo, charlar sobre lo que se ha visto hasta el momento o simplemente descansar, ayuda a recargar energías y reduce el estrés. Durante estas pausas, también es un buen momento para reflexionar sobre las compras ya realizadas y evaluar si se está cumpliendo con los objetivos propuestos. De esta forma, se evita la compra impulsiva y se mantiene el foco en lo realmente necesario. Además, estos descansos permiten retomar el día con un punto de vista diferente y una mejor actitud.
Concluye con un cierre positivo
Independientemente de cómo haya transcurrido el día, es importante finalizar la jornada de compras con una nota positiva. Apreciar el esfuerzo de ambos, destacar las buenas elecciones y reconocer lo bien que se ha gestionado el tiempo y el presupuesto, crea un recuerdo agradable de la experiencia. Esto no solo refuerza el vínculo entre el adulto y el adolescente, sino que también establece una base sólida para futuras salidas de compras. Además, una conclusión positiva ayuda a que el adolescente asocie la actividad con algo agradable, en lugar de una obligación tediosa. Terminar el día con una actividad relajante, como ver una película o cenar en su lugar favorito, puede ser la guinda del pastel de una jornada bien gestionada.
Alicia Gadea