Que un padre se sienta orgulloso de su hijo es algo normal. ¿Qué duda cabe del sentimiento que puede provocar los logros que van consiguiendo estas personas a quienes en su momento se educó? Antes era habitual que cuando un progenitor se encontraba con otro en la cola del supermercado, ambos compartieran las hazañas de sus niños.
Sin embargo, con el paso del tiempo esta acción ha evolucionado. Ahora, la llegada de las nuevas tecnologías y de las redes sociales este orgullo se muestra en ocasiones a través de fotos y publicaciones en estas plataformas. Un contenido que prácticamente hace que la vida de los hijos quede expuesta en internet saltándose los límites recomendados en el mundo web.
Identidad digital
Esta situación se define como shareting, un término que combina «share» (compartir) y «parenting» (crianza de los hijos). Esta palabra hace referencia a cómo muchos padres muestran a través de redes sociales el proceso de crianza de sus vástagos. Esto termina provocando que los más pequeños de la casa tengan creada una identidad digital antes de que si quiera puedan manejar estas plataformas.
La periodista Nancy Jo Sales afirma en su libro ‘American Girls: Social Media and the Secret Life of Teenagers‘ que en la actualidad el 92% de los menores en Estados Unidos tienen una identidad creada en redes sociales. Esta falta de privacidad hace que desde que el nacimiento de los niños ya se hayan publicado varios centenares de fotos de ellos. Resulta curioso que cuando uno de estos pequeños aprende a manejar estas tecnologías, ya está presente en ellas sin su consentimiento.
El problema reside en que muchos padres desconocen la repercusión que puede tener una fotografía publicada en internet, la cual no se queda en estas páginas, sino que en cuestión de segundos puede terminar en el otro extremo del mundo. Conviene recordar las dimensiones que tienen el mundo web y los peligros que tiene saltarse la privacidad.
La sensación del «like»
Stacey B. Steinberg, profesora de la facultad de Derecho en la Universidad de Florida, también ha tratado este tema en uno de sus estudios. En este trabajo ha profundizado en los motivos que llevan a los padres a compartir toda esta información de sus hijos en redes sociales. De entre todas las causas, la que más destaca es la sensación de recibir un comentario positivo por parte de otros progenitores.
Esta sensación después de recibir un «like» por parte de otra persona es la que hace que un adulto se sienta en la potestad de seguir realizando estas publicaciones olvidando los posibles peligros de esta situación:
«El ciberespacio ofrece muchos sentimientos positivos a los padres. Cuando comentan sobre sus hijos, reciben respuestas positivas y esto los hace sentirse apoyado. Pero esto se lleva al extremo de alimentar el ego y el exhibicionismo puede ser un riesgo que distorsiona la realidad y dificulta pensar más allá de sí mismo, incluida la protección del propio hijo», explica la profesora Steinberg.
Por tanto a los padres se les recuerda la necesidad de guardar la privacidad en redes sociales y en el mundo web. Especialmente se recomienda no publicar ninguna foto de sus hijos en estas plataformas mientras sus hijos sean menores de edad, y si estos tienen más de 18 años, siempre se debe haber un previo consentimiento a la aprobación.
Damián Montero
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