La demografía española afronta en los últimos años un duro reto. Se precisan más nacimientos que puedan asegurar el futuro y evitar los problemas derivados del envejecimiento de la población. De hecho, en algunos momentos, este país ha registrado más defunciones que partos, situación que no se veía desde la Guerra Civil.
Sin embargo, la llegada de población extranjera en los últimos años ha provocado que en España la población creciera durante el último año. Así se refleja en la Estadística del Padrón Continuo a 1 de enero de 2018, en donde se refleja que la demografía de este país aumentó en un 0,3% en el ya cerrado 2017. Números que, como hemos dicho, se deben a la inscripción de personas de otros países.
126.437 personas más
El 1 de enero de 2018 la población española estaba conformada por 46.698.569 habitantes. Un dato que supone un crecimiento del 0,3% al compararlo con las anteriores cifras. De todos ellos, casi el 90% son españoles (41.979.151). El resto de la demografía, algo más del 10%, está conformado por extranjeros (4.719.418). Sin embargo, en 2017 fueron más los inscritos pertenecientes a este último sector.
La población extranjera realizó un total de 146.611 inscripciones (aumento del 3,2%) frente a las 20.174 ejercidas por los españoles (descenso del 0,05%). Atendiendo a este sector inmigrante, fueron más los no comunitarios (143.902) que los pertenecientes a estados de la Unión Europea (2.709).
Eso sí, esta Estadística del Padrón Continuo refleja algo evidente: España necesita niños. La mayoría de las inscripciones, tanto de extranjeros como nacionales, se realizó en el sector de edad que abarca de los 16 a los 44 años. Si atendemos al tramo de edad menor a 16 años, estas inscripciones sólo conforman un 15,8% (caso de españoles) y un 15,5% (caso de los inmigrantes).
Problemas para tener un hijo
¿A qué se debe el descenso de la natalidad en España? ¿Por qué cada vez más parejas posponen la decisión de tener un hijo o de traer un segundo o tercer niño? Estas son algunas de las causas:
– Dificultad para encontrar un primer trabajo. La salida al mundo laboral tras el periodo de formación es bastante difícil para los jóvenes, sin un empleo con el que empezar a ahorrar, es muy difícil encarar los gastos que supone la manutención de un hijo.
– Inestabilidad laboral. Tan difícil es encontrar un empleo como el mantenerlo, el hecho de que muchas empresas hayan cerrado por los efectos de la crisis hace que muchos jóvenes no sepan qué va a ser de su futuro y no tengan claro poder mantener a sus hijos.
– Escasas políticas de conciliación. Una vez conseguido un trabajo, el siguiente paso es encontrar el equilibrio entre esta esfera y el cuidado del hijo. Para muchos padres encontrar el tiempo para la conciliación es muy difícil, por lo que se requieren de compromisos tanto por empresas como por las administraciones para ayudar a solucionar esta realidad.
Damián Montero
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