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Los pensamientos suicidas se han incrementado entre los jóvenes

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Los pensamientos suicidas entre los jóvenes se han incrementado como consecuencia de la pandemia, el confinamiento, el mal uso de las redes sociales y el ciberacoso. Según el psiquiatra Víctor Navalón, se ha registrado un aumento importante de enfermedades mentales, como depresión y ansiedad, entre los adolescentes.

El suicidio se ha convertido en la principal causa de muerte entre los niños y adolescentes, superando incluso al cáncer y los accidentes de tráfico. Además, ha habido un incremento del 250% en los pensamientos suicidas tras la crisis de la pandemia, especialmente entre los jóvenes de 15 a 29 años.

El confinamiento ha restringido la socialización y ha provocado en los jóvenes síntomas de malestar emocional, como soledad, frustración e irritabilidad, lo que propicia enfermedades graves como la depresión y la ansiedad. Las redes sociales pueden distorsionar la realidad y dañar la autoestima de los jóvenes, lo que puede dar lugar a diversos problemas psicológicos como trastornos de la alimentación, depresión y ansiedad. Esto, explica el psiquiatra de Vithas, ha provocado un incremento del 250% de los pensamientos suicidas tras la crisis de la pandemia provocada por la covid-19, especialmente entre los jóvenes de 15 a 29 años .

Durante el año 2022 y especialmente en lo que llevamos de 2023 «estamos presenciando un mayor aumento de ideas suicidas e intentos autolíticos entre los más jóvenes, por lo que el doctor Navalón considera que es «muy importante generar conciencia de esta problemática y, sobre todo, ofrecer pautas para intentar prevenirlo».

Además, el ciberacoso es un factor importante de riesgo en los pensamientos suicidas. El doctor Navalón considera que es importante generar conciencia de esta problemática y ofrecer pautas para prevenirla, deshaciendo todos los factores que han ocurrido durante la pandemia y volviendo a una situación natural y normal de la juventud y la adolescencia. Además, los adultos deben supervisar y acompañar a los más jóvenes en el uso adecuado de las redes sociales, limitar el uso de las pantallas, supervisar las redes sociales y evitar su uso a partir de medianoche para no entorpecer la calidad del sueño.

La salud mental del adolescente en tiempos de pandemia

El doctor Navalón explica que la adolescencia «es un momento crucial de cambios hormonales y de desarrollo neurobiológico donde para que se produzca de manera satisfactoria es fundamental la interacción y la socialización entre iguales». Así, señala que «podemos entender que durante la pandemia este proceso natural ha sido restringido por los meses de confinamiento».

De esta manera, «experiencias tan ricas y vitales como hacer amigos, viajar, jugar en la calle o ir a clase, han sido sustituidos por meses de confinamiento, aislamiento y sedentarismo, provocando en el adolescente síntomas de malestar emocional, tales como soledad, frustración, irritabilidad, etc. que, sostenidos en el tiempo, provocan mucho sufrimiento». Esta situación propicia «una serie de elementos idóneos que inducen a enfermedades tan graves como la depresión o ansiedad», destaca.

Por esto ahora, señala, «es importantísimo deshacer todos estos factores que han ocurrido durante la pandemia y volver a una situación natural y normal de la juventud y la adolescencia, aprovechar el tiempo libre para hacer actividades en el exterior, relacionarnos con nuestros amigos y familiares, viajar, etc. Todo esto supone una garantía de calidad de vida y proteger nuestra salud mental».

El daño de las redes sociales y el mal uso de las pantallas

También hace referencia el doctor Navalón a las redes sociales, pues considera que «muestran una visión distorsionada de la realidad». Los jóvenes pasan diariamente muchas horas en las redes sociales, «viendo imágenes de caras, cuerpos y vidas perfectas, sin saber que detrás hay retoques y edición de las fotos. Existen filtros que enmascaran la naturalidad y ocultan los rasgos únicos de cada uno que son vistos como imperfecciones por los usuarios de las redes sociales. El estar consumiendo tanto tiempo este contenido puede hacer que interioricen una realidad artificial y ‘photosopeada’ que es imposible de conseguir».

En opinión del doctor Navalón, esto «repercute gravemente en la autoestima de los jóvenes, quienes son incapaces de aceptar sus rasgos y peculiaridades intrínsecos que les hace ser quienes realmente son. Esta situación de manera mantenida puede dar lugar a diversos problemas psicológicos como trastornos de la alimentación, depresión y ansiedad».

No obstante, cree que las redes sociales y la tecnología «han llegado para quedarse y tienen muchos aspectos positivos que hacen que estemos más intercomunicados. Es una herramienta más y el resultado dependerá de que aprendamos a utilizarlas bien». Por este motivo, destaca la importancia de que «los adultos supervisemos y acompañemos a los más pequeños a usar bien estas aplicaciones. Tenemos que limitar el uso de las pantallas, supervisar las redes sociales, evitar su uso a partir de medianoche para no entorpecer la calidad del sueño».

La nueva forma de acoso y violencia a los niños: el cyberbullyng

A pesar de que señala que el suicidio «tiene un origen multicausal, en mi experiencia el acoso escolar es uno de los factores más importantes de riesgo». Según la Fundación ANAR, el 70% de los estudiantes con ideación suicida declaró haber sufrido maltrato o abuso en el colegio. Un informe reciente de Save the Children, señala que los menores víctimas de acoso escolar presentan el doble de riesgo de sufrir pensamientos suicidas y este riesgo aumenta cuando ocurre a través del teléfono móvil o las redes sociales, es el llamado cyberbullyng o ciberacoso.

Con el ciberacoso, «el niño recibe constantemente mensajes de intimidación y amenazas ya no solo en el colegio, sino también en su zona de seguridad como en casa o rodeado de su familia sin que ellos se enteren». Esto genera en los niños «una sensación de desprotección y daño psicológico constante, ya no solo en el colegio o instituto, sino las 24 horas del día y los siete días de la semana. Esta situación continuada provoca un incremento de estrés, ansiedad, insomnio, baja autoestima, pudiendo recurrir al suicidio como una vía desesperada de escape».

Para que esto no ocurra, es importante que los padres recuerden a los niños y a los jóvenes «que no compartan información personal con nadie por medios digitales, y que aboguen por un uso moderado y cuidadoso en cuanto a subir datos personales de fotos y videos. En el caso de que haya una situación de acoso, es necesario que avisen siempre a un adulto para recibir apoyo y denunciar a través de las aplicaciones, ya que la gran mayoría de redes sociales ofrecen esta posibilidad y esto ayudará a que otros usuarios no sean acosados».

¿Qué deben saber los padres?

El doctor Navalón ha apuntado que la mejor forma de prevenirlo «es la de mantener unas líneas de comunicación abiertas con nuestros hijos. La gran mayoría de veces, los adolescentes se callan por no querer preocupar, o por temor o vergüenza y una conversación abierta sobre cómo están puede generar un espacio de confianza en el que pueden abrirse y relatar su malestar».

«Es importante escuchar y ofrecer apoyo. Dedicar unas horas del día a hablar de cosas cotidianas de la escuela o de sus relaciones con los amigos, hará que se sientan escuchados y compartirán como se sienten», apunta. Además, debemos «estar alertas a algunos signos de alarma como encontrar a nuestro hijo más irritable, aislado o callado. En esos casos, recomiendo preguntar abiertamente sobre cómo se encuentran emocionalmente».

Es importante «desmontar el mito de que hablar sobre el suicidio, puede motivar a cometerlo. Eso es totalmente falso, y de hecho, preguntar sobre esto puede aliviarle y darle la oportunidad a que exprese como se siente», asegura.

Otro aspecto importante es «promocionar la alfabetización digital. Fomentar el pensamiento crítico sobre lo que hay en las redes. Aunque las redes sociales pueden ofrecer a los jóvenes un apoyo valioso de aprender y explorar, pueden exponerse a la propagación de rumores o imágenes poco realistas que les dañan la autoestima y distorsionan la realidad, por lo que es vital una buena educación en el uso de dispositivos electrónicos y supervisión de las redes a las que acceden». Y si existen dudas, el doctor Navalón recomienda ponerse en manos de especialistas en salud mental, «que podrán orientar tanto a los adolescentes como a sus familiares».

Marina Berrio

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