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Vivir bien juntos

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Muchos adultos se sienten muy dependientes, atrapados por una situación que desearían cambiar. Piensan que no pueden cambiar de carácter, ni de trabajo, ni de pasado, ni de situación económica y acaban cambiando de pareja.

En mi opinión, hay mucho que hacer antes de cambiar de pareja y destrozar una familia. Hay personas que son incapaces de disfrutar de la vida, suelen ver sólo obligaciones que cumplir, nunca les parece que han hecho suficiente y no consiguen ni siquiera internamente premiarse a sí mismos.

El reto de convivir

Las personas envidiosas son incapaces de disfrutar de lo que tienen, porque siempre hay alguien que tiene algo mejor o diferente que les lleva a estar doloridos.

Los resentidos interpretan mal su relación con los demás, no terminan de perdonar nunca y se pasan la vida analizando el dolor que les produjo una situación pasada.

Los pasivos no toman nunca la iniciativa. Se dejan llevar por lo que vaya saliendo, terminan siendo personas dependientes porque necesitan constantemente que alguien les organice o tire de ellos.

Los depresivos carecen de ilusión por la vida, todo lo ven negro, suelen ver las pegas que en todos los proyectos vitales existen, se relacionan escasamente y carecen de energía vital.

Los codiciosos sólo buscan ganar mucho dinero, todo es poco y suelen ser tacaños aunque se autodenominen austeros.

Los coléricos dicen que tienen un carácter fuerte, pero realmente lo que no tienen es autocontrol.


Hay infinitas formas de amargarse la vida y lo peor de todo es que todos podemos entrar en esa espiral poquito a poco.


La convivencia amorosa exige de nosotros un gran esfuerzo para desarrollar un talento especial. Podemos adquirir hábitos afectivos que nos hagan ser cada vez más cariñosos, optimistas, afables, trabajadores, ingeniosos, audaces, pacíficos; en definitiva, desarrollar las condiciones necesarias para vivir bien juntos. Cada uno debe escribir su propia biografía y no dejar que la escriban por él. Las parejas que se divierten juntas con cualquier tipo de actividad y tienen temas agradables de conversación, consiguen tener una buena relación. La cantidad de tareas que debemos cumplir nos pueden llevar a comunicarnos sólo obligaciones y responsabilidades con respecto a los hijos. Encontrar los momentos para estar a solas y disfrutar de algo juntos es esencial para la relación. Hay parejas que descansan de modos diferentes, pero siempre hay algo que pueden hacer juntos y que les divierta o les agrade. Es algo que si no se tiene hay que recuperarlo. La tendencia de los padres es a ocuparse de su trabajo y de sus hijos responsablemente, pero la mayor responsabilidad es la buena marcha de la relación de pareja. Lo ideal es poder prevenir los conflictos antes de que surjan. Ayudar a resolverlos una vez que ya han aparecido es hacer lo que no nos queda más remedio.

¡Podemos aspirar a vivir bien juntos!

Mónica de Aysa. Master en matrimonio y sexualidad

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