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La trampa

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El egoísmo de las mujeres, a veces, es más sutil que el de los hombres, pero no por ello menos intransigente.

Muchas mujeres nos trasladan la necesidad de ser queridas, respetadas, adoradas, admiradas por sus maridos. Necesitan de su cercanía, de la complejidad propia de una pareja para poder vivir con la tranquilidad de un amor que genera armonía. Sin embargo, no están dispuestas a mantener relaciones sexuales completas. No dan ninguna explicación de porqué se comportan de ese modo. No las necesitan, les da pereza, están cansadas, no encuentran el momento, no les apetece, a veces tienen dolor, miedo al embarazo. Depende de la etapa de la vida en la que se encuentren. Hay mujeres capaces de no tener relaciones sexuales durante años y no hacen nada por remediarlo. Cómo no suelen consultar, nadie les dice que esa situación es anormal y hay que ponerle remedio. Ellas se llegan a sentir cómodas viviendo así. No quieren resolver sus problemas emocionales, ni acudir a una terapia, ni aprender los métodos naturales que les permitirían distanciar los hijos el tiempo que fuese necesario.

El egoísmo de uno, la distancia entre los dos

Cuando el hombre percibe con claridad la actitud egoísta de su mujer, se vuelve osco, distante, se siente poco querido, poco hombre al no ser deseado y el trato es poco agradable. Ahora, la mujer, tiene otra razón para alejarse de él.

Pareja en la cama

Foto: THINKSTOCK 

Hombre y mujer tenemos dos tipos diferentes de comportamiento sexual. No tenerlo en cuenta, lleva a la insatisfacción. La sensibilidad de la mujer, su afectividad, requiere de la atención, la preocupación del hombre por ella y sus cosas. La sexualidad del varón requiere por parte de la mujer ser consciente de que percibe la unión plenamente afectiva cuando se produce la unión sexual plena.


Es preciso tener en cuenta los deseos y necesidades del otro miembro de la pareja. Solamente la actitud de pensar en el bien y las necesidades del otro, les acercarán. 


La trampa femenina y masculina tienen la posibilidad de ser superadas, si tanto el marido como la mujer son conscientes de la necesidad de un pleno acto sexual que lleva a la unión profunda de las personas.

Mónica de Aysa. Master en matrimonio y sexualidad

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