El vínculo emocional entre padre e hijo influye más en la formación de la personalidad de un niño que el de la madre.
Esta es la conclusión a la que ha llegado el psicólogo Ronald Rohner de la Universidad de Connecticut y que se recoge en el estudio Transnational Relations Between Perceived Parental Acceptance and Personality Dispositions of Children and Adults.
Durante las primeras fases de la vida, los niños profesan un mayor respeto a la figura de su progenitor porque le otorgan más estatus y lo convierten en su modelo a seguir.
Tras analizar más de 10.000 casos de niños criados en diferentes tipos de familias, se descubrió que los menores educados sin su padre tienden a ser más ansiosos, nerviosos e inseguros, así como hostiles y agresivos hacia los demás.
Una tendencia apenas perceptible entre los niños que habían sido criados en ausencia de su madre. Esta personalidad se mantiene incluso a lo largo de la edad adulta.
«No hemos encontrado ninguna otra experiencia que afecte a nuestra personalidad y a nuestro desarrollo de manera tan fuerte y consecuente como el haber sido abandonado por un progenitor, especialmente en la niñez», según explica Rohner.
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