El nuevo término en boga es el Mindfulness o la atención plena centrada en la realidad del momento presente. Existen ya escuelas que imparten esta disciplina del mindfulness, que está triunfando en Estados Unidos y acaba de llegar a España. Una de las consecuencias beneficiosas derivadas de este ejercicio es precisamente la cualidad de resiliente que adquiere quien lo practica, por aprender a hacer frente a situaciones complicadas.
Últimamente escuchamos mucho la palabra resiliencia, incluso Estée Lauder ha sacado a la luz una campaña que habla del club de las mujeres resilientes. La resiliencia se define en psicología como la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas.
Mindfulness o atención plena como concepto
El mindfulness no es un método nuevo. Se traduce como «plenamente» y vincula los términos «mente» y «plena». Formaba parte de la vida de los budistas hace aproximadamente 2.500 años. Sin embargo, la práctica actual consiste en pensar únicamente en el aquí y el ahora. Tomar consciencia de donde estamos en cada momento y sentir nuestro cuerpo sin pensar en lo que hicimos hace unos minutos, anteayer o incluso el año pasado. A un lado quedan los recuerdos. Al otro, los planes de futuro. No es un ejercicio de reflexión sino de concentración en el presente.
Las claves conceptuales del mindfulness
– Equilibrio interno
– Concentración consciente en el momento presente
– Conexión cuerpo-mente
– Canalización de las energías
– Tranquilidad como constante
– Aceptación de uno mismo y de la realidad tal cual es
La práctica del mindfulness
El mindfulness no consiste en viajar mentalmente. No nos trasladamos a ningún sitio.
De lo que se trata es de saber como uno es y ser consciente de donde está.
Lo primero que tenemos que hacer es adoptar una postura de meditación, para lo cual se recomienda tener un pequeño cojín o zafú. Nos sentaremos sobre este formando un triángulo con nuestras rodillas y mantendremos la espalda erguida y relajada al mismo tiempo. Los hombros alejados del cuello y este en línea con nuestra columna. Colocaremos las manos en posición cómoda, por ejemplo, sobre nuestras rodillas y nos centraremos únicamente en nuestra respiración con los ojos cerrados. Tenemos que localizar mentalmente la parte de nuestro cuerpo que más esté sintiendo la respiración en cada momento. Puede ser la nariz, los pulmones, el abdomen… Cada cual tiene que encontrar la suya. Lo natural es que pasados unos minutos nos distraigamos, pero el mindfulness consiste precisamente en rencauzar la concentración en la respiración.
Los beneficios del mindfulness
Cuando una persona se da cuenta de que está distraída y de que no tiene focalizada su mente hacia una cosa concreta se activa automáticamente la parte central de su cerebro, que se llama red de saliencia, lo que quizá nos recuerde al concepto de resiliencia que introducíamos al principio. Coincidencia poco casual porque esta parte del cerebro es la encargada del autocontrol. Por otro lado, para recuperar esa atención perdida, si nos concentramos en la respiración de nuevo haciendo por supuesto un gran esfuerzo, podemos activar la corteza prefrontal de nuestro cerebro. Esto es lo que se logra con el mindfulness y reporta grandísimos beneficios como:
– Trabajo y superación del dolor y el estrés
– Cultivo de la amabilidad
– Identificación de las emociones propias
– Supresión de prejuicios
– Desarrollo de la empatía
– Productividad laboral
– Reducción del absentismo
– Bienestar emocional
– Mejora del sistema inmunológico
– Reducción del estrés
Por estos motivos, psicología y medicina se han dado la mano en el mundo occidental en pro de la activación de estos mecanismos neurales. No solo se imparten talleres presenciales sino que también los hay en versión online. Está comprobado que con 20 minutos de ejercicio de mindfuness diario los resultados mejoran bastante. También se están vendiendo libros que destapan los secretos del ejercicio y existen multiplicidad de vídeos en YouTube.
En el ajetreo de nuestra sociedad no viene mal pararse a pensar o a no pensar. A priori para respirar no hace falta tomar consciencia pero de lo que se trata el mindfulness es precisamente de hacer ese ejercicio.
Elisa García
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