«Me gustaría saber si los problemas que tengo con mi marido son normales y si tienen solución». Es importante hacer un buen «diagnóstico matrimonial» para poner el tratamiento adecuado. Qué nos pasa, por qué y cuál es la solución.
No se puede ni se debe vivir como víctima de una relación, por más desesperante que ésta parezca. Debemos hacernos responsables de su buena marcha.
Hemos recibido un acopio de conocimientos sobre los problemas de la mente, que tienen aplicación directa en las dificultades que experimentan los cónyuges. Este enfoque se denomina terapia cognitiva. El método cognitivo llega a la raíz de los problemas matrimoniales y procede a enfocar tanto los ocultos, como los evidentes.
«Cognitivo», término latino que significa pensamiento, se refiere al modo en el que los hombres usan la mente para resolver problemas, para crearlos o agravarlos.
Nuestro modo de pensar determina en gran medida si alcanzaremos nuestros objetivos y disfrutaremos de la vida. Sentimos según pensamos.
Si avanzamos sin una idea clara de hacia dónde nos dirigimos o qué hacemos, corremos el riesgo de hacernos daño a nosotros mismos y a los demás. Si erramos en nuestros juicios, la comunicación será inadecuada o nos aislamos, haciendo sufrir.
Los pensamientos retorcidos pueden ser desenredados. En las relaciones estrechas, el pensamiento claro y la corrección de los errores son de particular importancia. Podemos reconocer y rectificar los juicios erróneos que nos formamos acerca de nuestra pareja.
Aunque pensamos que utilizamos el mismo lenguaje, lo que decimos y lo que el otro entiende, son cosas diferentes. Se crean así problemas en la comunicación que desencadenan en frustraciones y decepciones.
Los malentendidos múltiples y reiterados y el enfado constante desgastan los cimientos de una relación. La terapia cognitiva está destinada para ayudar a las parejas a clarificar el pensamiento y la comunicación, a fin de evitar malentendidos que rompan la relación más importante de su vida.
Amar y ser amado, constituye una de las experiencias más ricas que pueden tener las personas. Sorprende que tantos matrimonios se rompan.
¿Qué fuerzas deberían mantener unida a una pareja?: la intimidad que lleva a confiar y sentirse seguro, la aceptación de nuestro modo de ser y actuar, el apoyo incondicional ante las ilusiones, el consuelo en las dificultades, el aliento ante el desánimo, la unión profunda que genera la relación sexual, la satisfacción de tener y educar a los hijos, el cariño de los amigos, la capacidad de sacar nuestra familia adelante y para algunos la certeza de la permanente ayuda de Dios. Con todas estas fuerzas unidas actuando para reforzar la relación, no cabe el desaliento.
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