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Hipocondriacos: cómo dejar de vivir obesesionados por las enfermedades

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Nadie desea estar enfermo, la enfermedad no es un plato de buen gusto y seguramente en algún momento de nuestra vida todos hemos estado preocupados por nuestra salud y eso ha hecho que estuviéramos más pendientes de nosotros mismos, de nuestro cuerpo, de nuestras sensaciones etc. Y todas las preocupaciones se han desvanecido en el momento en el que nos encontramos mejor o vamos al médico y nos dice que estamos sanos.

Sin embargo, ¿qué ocurre con las personas que están constantemente preocupadas por su salud? ¿Qué creen de verdad que están enfermos? ¿Cómo puede ser que estas personas no dejen nunca de preocuparse? La respuesta se debe a que sufren un trastorno psicológico llamado hipocondría.

¿Qué significa ser hipocondríaco?

Una persona que sufre de hipocondría tiene una alta convicción de que está enferma, es decir, que cree de verdad que padece una enfermedad grave o potencialmente mortal.

Esta creencia de estar enfermo de verdad surge por una mala interpretación de los síntomas que sienten, como puede ser toser, tener alguna herida, latidos fuertes y rápidos del corazón… Ante todos estos síntomas, los hipocondriacos interpretan que están o pueden estar enfermos y se asustan, inmediatamente buscan ponerse a salvo, y para ello pueden tomar algún medicamento, hacerse chequeos para comprobar que no tienen nada, buscar información sobre lo que sienten, acudir al médico… Sin embargo, por más que los hipocondriacos acuden al médico o tienen evidencias de que no les pasa nada, no se creen el diagnostico de no tener ninguna enfermedad.

La característica esencial de la hipocondría es la preocupación y el miedo a padecer, o la convicción de tener una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de alguna sensación corporal u otro signo que aparezca en el cuerpo.

Como es de esperar se ven afectadas todas las áreas de la vida de la persona que sufre de hipocondría. Este trastorno afecta a sus familiares, relaciones personales, trabajo, etc. Puesto que por un lado los hipocondriacos sufren y se sienten incomprendidas, ya que nadie entiende lo que les pasa, todos les dicen que no tienen nada y por otro lado, las personas de su alrededor no saben cómo ayudarles, pues el hipocondriaco no cree del todo en lo que ellos dicen.

¿Cómo saber si soy hipocondríaco/a?

La persona que padece hipocondría tiene miedo excesivo a tener una enfermedad lo que le lleva a estar constantemente preocupada por si la sufre e incluso llega a tener la certeza de que posee la enfermedad.

Algunos de los síntomas que presentan los hipocondriacos son:

1.  Ansiedad excesiva por el miedo a padecer la enfermedad.
2.  Control y atención del propio cuerpo, la persona está constantemente comprobando que no tiene nada, o prestando atención a las sensaciones que siente y que interpreta como síntomas de la enfermedad.
3.  Hablan a conocidos y no conocidos de sus dolencias y síntomas centrando todas las conversaciones en torno a la salud y la enfermedad.
4.  Buscan información para poder confirmar que están enfermos, preguntan a otros enfermos, miran en internet, leen…
5.  Aumento de las visitas a los médicos y especialistas deteriorándose cada vez más la relación con estos, pues no terminan de confiar en lo que los expertos le dicen.

¿Qué puedo hacer si soy hipocondríaco/a?

Lo mejor en estos casos es que cuentes con la ayuda de algún profesional de la salud que pueda ayudarte a interpretar correctamente las señales y que pueda darte herramientas para controlar tu ansiedad, preocupación y restaurar todas las áreas de tu vida que se hayan visto afectadas.

No obstante algunas de las pautas que ya puedes empezar a realizar para combatir la hipocondria son:

1. Cambia el foco de atención. Intenta dejar de fijarte en todas las sensaciones que notas y en las terribles consecuencias que podrían derivar de padecer la enfermedad y céntrate en aquellas sensaciones saludables del propio cuerpo, buscando interpretaciones más realistas de la salud y la enfermedad.

2. Aprende técnicas de relajación. De esta forma, reducimos la ansiedad y todos los síntomas que esta provoca, reduciendo así el malestar y generando sensaciones agradables y gratificantes.

3. Deja de hablar sobre enfermedades, buscar información, etc. Hablar de lo que nos pasa o buscar más información es una forma de aliviar el malestar que nos provoca a corto plazo, sin embargo a largo palazo es peor pues estamos constantemente haciéndolo presente.

4. Contrasta tus preocupaciones con la evidencia. Seguramente has ido al médico montones de veces, te han hecho pruebas y el resultado siempre ha sido el mismo: estás bien.

Rocío Navarro. Psicóloga. Directora de Psicolari, psicología integral

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