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Gestionando hijos: pautas para educar mejor

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La iniciativa Gestionando hijos ha reunido a ponentes del más alto nivel en el mundo de la educación y la empresa para compartir sus conocimientos con más de 700 asistentes que quisieron saber más para educar mejor a sus hijos en una jornada llena de entusiasmo, emoción y consejos prácticos para padres, madres, profesores y expertos en educación.

Actualmente, los padres prestamos más atención a los temas relacionados con la educación de los hijos, nos preparamos y nos formamos más. Leo Farache, responsable de Educar es todo y promotor del encuentro Gestionando hijos explica que «hasta ahora se educaba por inercia, pero se está tomado una mayor conciencia de las implicaciones de la educación y se abre una perspectiva diferente».

Este es el aspecto positivo de la nueva actitud de los padres, comprometidos con su tarea de educadores. El aspecto negativo radica en el peligro de la sobreprotección. Para evitar éste y otros riesgos, el equipo de Educar es todo está poniendo en marcha un portal en Internet que verá la luz en otoño de 2015, en el que darán pistas a los padres, inspiración, para ayudar a educar mejor.

Los ponentes: ideas del más alto nivel en Educación Infantil

María Jesús Álava. Psicóloga
Un niño superprotegido es un niño manipulable, inseguro y será más infeliz.

Es uno de los problemas a los que se enfrentan los psicólogos infantiles en las consultas. Los niños que reciben una excesiva protección por parte de sus padres tienen más posibilidades de sentirse inseguros y fracasados y, por tanto, de ser infelices. Lo explica la psicóloga María Jesús Álava, del Centro de Psicología Álava Reyes. Tras sus largos años de experiencia, ha detectado que el problema de la sobreprotección suele nacer de un sentimiento de culpa de los padres que, ante la imposibilidad de dedicarles más tiempo, creen que la mejor actitud es anticiparse a sus necesidades. Pero no se dan cuenta de la consecuencia: «Si no dejamos que se frustren, no estaremos desarrollando su inteligencia«. Entiende que el problema radica en que para muchos padres es gratificante dar al niño lo que necesita y cuando lo necesita. «Es tan bonito verle la cara cuando le resolvemos un problema», le dicen en la consulta algunos padres, sin darse cuenta de que es un grave error porque el niño no conseguirá aprender.

Maite Vallet. Pedagoga
Es mejor la consecuencia que el castigo

Con una sencilla explicación, Maite Vallet consigue demostrar que, en la educación de los hijos, es más eficaz la responsabilidad que entraña asumir las consecuencias que el resultado de la imposición de castigos.
Para esta experta, uno de los grandes problemas de los castigos es que varían enormemente en función de nuestro estado de ánimo, lo que provoca que sean confusos y que los niños no sepan a qué atenerse. Sin embargo, si los padres establecen en frío consecuencias para determinadas acciones y se las comunican a los hijos, ellos sabrán a qué atenerse y entenderán que los resultados de una acción dependen de su propia voluntad al llevarlos a cabo.

Antonio Tobolina Fernández. Pedagogo
La delgada línea que separa una noche de descontrol de una de diversión es la educación

Lo que empezó siendo un pequeño seminario con jóvenes para concienciarlos de cómo hacer un buen uso del alcohol y evitar determinados problemas en las salidas nocturnas, se ha convertido para Atnonio Tobolina en un trabajo apasionante en el que aportar mucho a las familias. Su tarea consiste en demostrar a los chicos que saben demasiado poco sobre la noche, que la idea de que «controlan» se aleja de la realidad y que hay maneras más adecuadas de divertirse sin ser por ello un bicho raro.

Javier Urra. Psicólogo y terapeuta. Primer Defensor del Menor en Madrid
Al final hemos de preguntarnos para quién he vivido, no para qué

Urra mantiene que para educar, hace falta, sobre todo, mucho sentido común, y al hilo de esta afirmación, brinda cinco consejos:

–  Disfruta de tus hijos: se hacen mayores muy pronto.
–  No quieras ser una súper mamá: sé una con sus dificultades, con sus dudas sobre si ha acertado o no.
–  Procura que tu hijo sea simpático: haz que comparta, que sea cariñoso, que sea tierno.
–  Enséñale lo que es el deber: «Vamos a ver a la abuela». «No quiero» La cuestión no es si queremos, sino si debemos. Y debemos.
–  Mándalo de campamento. ¿Con 7 años? Sin duda. A que mire las estrellas, a que comparta la cantimplora, a que practique deporte, a que esté en contacto con la naturaleza. Haz que esté con otros chicos, que juegue, y enséñale lo que es el respeto a la autoridad, el mayor, la autodisciplina y el esfuerzo.

David Cuadrado. Socio fundador de Viventia
En el juego, hay lecciones que se aprenden en 30 segundos y duran toda la vida

La estructura de la personalidad de un niño viene condicionada por múltiples factores: su propio carácter (genética), la cultura donde se desarrolla (colegio, amigos, contexto social) y las experiencias que vive. En estas tres variables las madres y los padres estamos presentes. ¿No es síntoma de lo importantes que podemos llegar a ser? A menudo hemos descargado en otras instancias (colegio, amigos, medios de comunicación…) parte de esa responsabilidad y es hora que volvamos a tomar el protagonismo que nos corresponde.

Eva Bach. Profesora
Las diez pautas de una buena relación entre padres, hijos y profesores

–  La confianza de los padres en el profesorado no es opcional, debe ser imprescindible.
–  Debe existir sintonía de fondo.
–  Tener claras las funciones de cada uno.
–  En el colegio, los niños deben cumplir las normas de la escuela y en casa las que pongan los padres, que deberían ir en una línea muy similar.
–   Padres y profesores deben comunicarse siendo exquisitos en el fondo y las formas.
–   Valorar que los profesores menos brillantes también saben educar.
–  Los padres deben responsabilizar a sus hijos de la tarea de llevarse bien con el personal docente.
–  Los niños no pueden escuchar de los padres comentarios despectivos hacia el profesorado.
–  Ser buenos aliados de los profesores de nuestros hijos y no aliarnos con ellos en contra de los docentes.
–  Contribuir a reestablecer el prestigio social del profesorado.

Catherine L’Ecuyer. Autora Educar en el asombro
Los niños educados en el asombro son más agradecidos

El asombro es el deseo para el conocimiento. En función de si respetamos el asombro de nuestros hijos, serán niños más agradecidos, porque no darán todo por supuesto; capaces de apreciar la belleza; con mayor capacidad para percibir las sensibilidades de los demás; capaces de mayor esfuerzo, porque no dependerán del empuje de los demás; templados, porque no les habrán saturado los sentidos; contemplativos, porque ponderarán lo que ocurre en su corazón; y creativos, porque no serán conformistas.

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