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Futuro sin hijos

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La demostración palpable de que la ciudadanía ha interiorizado la crisis económica y ha sucumbido a la enorme incertidumbre que está generando (máxime teniendo en cuenta el duro escenario que dibujan los mayores recortes de la historia emprendidos por el Gobierno español) es el hecho de que la población ha echado marcha atrás en sus planes de tener hijos.

Un informe realizado por el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco pone cifras a esta situación y el resultado es, cuando menos, llamativo y preocupante: el 77% de las personas encuestadas afirma que no piensa tener descendencia en un futuro, un porcentaje 21 puntos mayor que hace once años. Una frase resume el estado de opinión ante esta cuestión: se desea tener hijos pero las condiciones socioeconómicas lo impiden.

Hasta la irrupción de la crisis económica, eran las mujeres las que dejaban entrever en las encuestas su imposibilidad de ejercer la maternidad de forma libre (elección de número de hijos) ante la enorme dificultad de compaginar una profesión con las responsabilidades familiares.

En el reciente estudio aún se evidencia, de hecho, que el 66% opina que la circunstancia de tener hijos obstaculiza «mucho o bastante» la carrera profesional de una mujer, porcentaje que baja hasta el 10% en el caso de los hombres. Sin embargo, estas dificultades objetivas han dado un salto cualitativo y se proyectan ahora en clave de incertidumbre general de cara al futuro. Es decir, vistas la actual situación económica y las dificultades en el mercado laboral, tres de cada cuatro personas consultadas descarta tener hijos en el futuro, una percepción que, de materializarse, supondría un problema de calado para la sociedad en su conjunto y para las instituciones que gestionan los servicios públicos.

La previsión de un envejecimiento acelerado de la población que está detrás de esa afirmación debería poner en la alerta a los estamentos sociales; si en la actualidad está cuestionada la viabilidad de estos servicios, es complicado prever qué podría suceder en caso de que esta actitud forzada por las circunstancias se hiciera realidad. En tiempos de recortes como los actuales, este asunto ha quedado fuera de la agenda de las prioridades políticas pero puede convertirse en un problema de una gran magnitud si no se toman decisiones a tiempo.

Fuente: Deia

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