Las peleas entre hermanos de 6 a 12 años, perjudiciales y molestas en apariencia, constituyen realmente una ayuda para que se formen en su sentimiento de sociabilidad, conozcan la inseguridad y desarrollen su personalidad afirmándose frente a los otros.
Los enfrentamientos a estas edades no suponen un rechazo a la comunicación entre hermanos. Sirven más bien para fomentar la unión entre ellos en la medida en que aprenden a conocer «las reglas del juego».
No obstante y aunque en ocasiones resulten desesperantes, no debemos olvidar que forman parte del desarrollo normal del niño.
¿Qué hacer cuando se presentan?
-No intervenir y dejar que sean ellos por sí mismos los que aprendan a defenderse.
-Hacer sentir la autoridad solo cuando las cosas se compliquen y no tengan para ellos una salida; o cuando uno sea dominado por el otro; o cuando sea su víctima.
-Actuar con cada hijo de acuerdo con su manera de ser, sus necesidades afectivas y lo que esperamos de él.
-Saber que si en la familia hay preocupación de unos por otros, las peleas entre hermanos aparecen como algo natural. Se dan durante algún tiempo y después evolucionan hacia manifestaciones de cooperación y afecto.
-Nuestras actitudes, reacciones y palabras deben ser justas para que ninguno pueda sentirse menos querido que los demás.
-Dar un trato preferente a uno de los hijos solo por necesidad: edad, salud, etc.
-Resaltar los valores positivos y las virtudes de los hijos.
-Es fundamental que se acostumbren a hacer las paces tras la pelea.
Fuente: Gloria Elena Franco, autora de «La comunicación en la familia».