La fuerte recesión económica, como la que estamos viviendo en los últimos años en todo el mundo, puede derivar en consecuencias negativas inesperadas para la vida de los niños y adolescentes. La salud mental de los menores se ve dañada a causa del periodo de crisis cuando afecta de lleno a la familia y los trastornos se manifiestan cada vez en edades más tempranas.
Trastornos que desencadena la crisis económica en los menores
La irrupción de la crisis en nuestra sociedad y el agravamiento de la situación económica de muchas familias, propician la aparición de problemas de salud mental en los niños y adolescentes.
– Ansiedad. Se caracteriza por una excesiva preocupación a causa de la situación actual de la familia. Una ansiedad pronunciada en los niños y adolescente puede terminar ligada a padecer depresión.
– Alcoholismo. Cada vez se hace más prematuro en los adolescentes el consumo de alcohol como medida de escape a sus problemas.
– Maltrato infantil. Según un estudio realizado en la revista Pediatrics, las condiciones de pobreza o estrés aumentan los casos de violencia, y en este caso, en gran medida contra los niños.
– Desatención. Los padres se terminan centrando más en sus preocupaciones que en la atención de los niños y ésta es la causa desencadenante de que los niños terminen sufriendo carencias que finalmente repercutirán en su desarrollo afectivo.
Causas de los problemas de salud mental en tiempos de crisis
Según un estudio realizado a más de 100.000 niños y 35.000 familias por la Federación de Entidades de Atención de la Educación a la Infancia y a la Adolescencia (FEDAIA) en colaboración con la universidad de Barcelona, las familias se centran en cubrir las necesidades básicas del hogar y descuidan otros aspectos, incluso más importantes, que benefician al desarrollo de los niños y que les permite mantener un vínculo afectivo de calidad con ellos.
Desde la FEDAIA se señala que el deterioro de la salud mental es sólo un aspecto más de la falta de inversión en políticas sociales destinadas a favorecer el bienestar de la infancia. Es decir, no se puede mejorar la situación actual de precariedad en la que se encuentran nuestros niños si cada vez disponemos de menos de la mitad del presupuesto que deberíamos tener para mejorar la prevención, detección y atención de los problemas de salud mental de los niños y adolescentes a tiempo.
Noelia de Santiago Monteserín