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‘Duérmete niño’ deja paso a ‘¡A dormir!’

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MADRID, 28 Mayo

Un tercio de los niños presentan problemas de sueño; no todos los problemas son iguales ni se tratan del mismo modo, pero muchos padres han conseguido, durante los últimos 20 años, establecer un buen hábito de sueño a sus hijos siguiendo las pautas marcadas en el ‘Método Estivill’. Ahora, su autor, el doctor Eduard Estivill da un paso más en ¡A dormir! (Plaza & Janés) para atender a niños con problemas neurológicos y psiquiátricos.

Desde 1990 el doctor Estivill enseña a dormir siguiendo unas pautas, científicamente demostradas y avaladas por las Sociedades de Sueño y Pediatría de todo el mundo y, en menos de una semana, consigue que el niño duerma adecuadamente. Seis años después decidió publicar estas pautas en el libro ‘Duérmete Niño’, un documento convertido en guía para los padres, y texto de referencia en todo el mundo, con más de 3 millones de libros vendidos.

Durante los últimos veinte años, las normas en las que se basa el método, han ido evolucionando gracias a los nuevos conocimientos sobre el sueño de los niños y sus alteraciones, por eso, ha afirmado, se hacía necesaria una nueva obra sobre el ‘Método Estivill’.

«Yo no he investigado, mi labor ha consistido en explicar las investigaciones con palabras fáciles, he tratado de comentar los problemas del sueño de una forma más atractiva», explica, al tiempo que admite que esta nueva obra va más allá en éste sentido, ya que ha evolucionado igual que lo ha hecho la forma de educar.

En contra de las opiniones de algunos contrarios a su método, se reafirma en que el niño no va a tener traumas por enseñarle a dormir. «No hay ninguna investigación que confirme esta afirmación», advierte al tiempo que muestra su respeto para todos aquellos que no quieren ponerlo en práctica y que, incluso, promueven – mayoritariamente en la red – comentarios y artículos en su contra.

No obstante, los números confirman que el método debe funcionar. Más de tres millones de libros vendidos y su traducción a 22 idiomas muestran que «su éxito no está en la promoción o la publicidad, sino en el boca a boca de padres, abuelos y educadores».

«En el fondo brinda una serie de normas o conceptos probados científicamente», si no funcionara el ‘Método Estivill’, entiende, «sería una moda o una tendencia, no habría tenido la repercusión que ha tenido»

EL RITMO DE SUEÑO ANTES DE NACER

Hasta ahora las pautas incidían en empezar el método, al menos, a partir de los seis meses, «cuando el cerebro ya puede reeducarse enseñar o aprender», porque antes se desconocía qué pasaba, pero a raíz de investigar el sueño de los fetos, la realidad es que el niño tiene hábitos de dormir antes de nacer.

«Si respetamos el ritmo que tiene el bebé en la tripa de la mama conseguimos que se quede dormido solo», explica, y para ello, advierte, hay que tratar de que «no desaprenda lo que ya sabe», a través de conductas que los pueden «confundir» como mecerle, acunarle o cantar al bebe.

«Ensañamos a dormir desde el primer día, a no desenseñar lo que ya saben desde que nacen en la barriga de su madre. Este ha sido un paso espectacular tras ver que el niño ya tiene periodos de estar despierto o dormido antes de nacer», advierte.

La segunda novedad va dirigida a tratar de ayudar a todo el mundo, por este motivo a diferencia del ‘Duérmete niño’, se tratar en profundidad ciertos temas que antes solo se nombraban, explicando los motivos, intentando ayudar a comprenderlos y buscando soluciones.

De este modo trata las alteraciones del sueño más frecuentes como el insomnio, el sonambulismo o los terrores nocturnos y las menos frecuentes como los calambres, los sobresaltos, las apneas o las piernas inquietas.

Además ayuda aplicar las pautas a los padres de niños con problemas neurológicos y psiquiátricos, ya que, a su juicio, era necesario hacerles llegar el método y recordarles que, igual que se les enseña a comer, se les puede enseñar a dormir.

Estos niños, explica Estivill, tienen un denominador común con el resto que es que «siempre cuesta regular horarios». Aunque, admite, que «si en una familia con un niño que no tiene ningún problema físico, a veces, imponer o regular los horarios cuesta, a las madres con un niño con discapacidad, que son muchos más débiles, les cuesta mucho más».

«La dificultad va en aumento en función del grado de discapacidad», explica al tiempo que defiende la necesidad de regular el sueño, porque dormir bien es esencial para el desarrollo físico y mental.

SIN MIEDO A LOS TRAUMAS

La tercera novedad, aunque no la última, es que por primera vez y «atendiendo a las consultas de muchos padres», el libro da pautas a seguir en situaciones complicadas. Si antes nos guiaba sobre cómo actuar cuando el niño está enfermo ahora aumenta las recomendaciones a situaciones complicadas como el ‘jet lag’ en el niño, habitaciones compartidas o niños adoptados.

Además, incluye un apartado que, explica, parece preocupar a los padres; se trata de conseguir que los niños se despierten más tarde los fines de semana. Tras dormir desde las 9 de la noche, «no podemos obligarle a que duerma más, en cambio sí que podemos condicionar mediante un juego que se espere un poco», explica.

Así, dando unas pautas al niño como si fuera un juego y con la promesa de una recompensa final, «para celebrar lo aprendido», después de unas semanas los padres pueden dormir sin ser molestados hasta las 10 de la mañana.

Al final, «si desde pequeños se les enseña a cómo dormir y comer», se les enseña «disciplina», una palabra que puede tener connotaciones negativas cuando va a asociada con rigidez, pero que Estevill la entiende como una herramienta que servirá en todos los hábitos de sus vida.

«Se trata de brindar un camino a tu hijo, el camino no puede ser muy estrecho porque entonces se lo salta continuamente, y no puede ser un camino sin límites porque está perdido, debe ser un camino con límites anchos pero firmes», añade.

Entiende que nada de esto es nuevo y que los padres de hoy día están «mucho más preparados», el problema es que «tienen mucho menos tiempo», lo que les provoca «miedo a contrariar al niño» y que no lleguen a establecer las rutinas adecuadas.

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